JACOB LLEGA A SER ISRAEL

Jacob, duepués de recibir la primogenitura de su hermano, y después de haberle quitado su bendición, tenía miedo que Esaú lo matara. Por eso, consultó con sus padres, y se dio la fuga a Padan-aram. En ese lugar, viviría con la familia de su madre.

Este cambio de morada efectuaría varias cosas. Primero, evitaría que Esaú lo matara a Jacob. Segundo, permitería a Jacob a encontrar y casarse con alguien que adoraba al único Dios verdadero. Finalmente, sería una experiencia para enseñarle a Jacob qué repugnante puede ser el engañar.

Cuando Jacob salió de la Tierra Prometida, acampó en un lugar llamado Luz. Aquí, tuvo un experiencia tan espiritual que renombró el lugar Bet-el que significa "Casa de Dios". Mientras Jacob dormía, vio una escalera que llegaba al cielo desde la tierra. Los ángeles de Dios ascendían y descendían esta escalera. Entonces Dios renovó la promesa que El había hecho a Abraham e Isaac. Él hizo recordar a Jacob que en su simiente, todas las familias de la tierran serían bendecidas.

Esta promesa maravillosa involucraba, pues, el regresar a la Tierra Prometida. En algún momento del futuro, Jacob tendría que afrontar sus temores. Nunca sería el líder espiritual que Dios quiso que fuera hasta que regresara a la Palestina y afrontara a Esaú. Alguien ha dicho que los ríos no so derechos porque toman la ruta más fácil en derredor de obstáculos. Personas puedan llegar a ser desviadas en la misma manera por tomar la ruta más fácil cuando haya obstáculos.

Cuando Jacob llegó a Padan-aram, encontró a Raquel, la hija de Labán, hermano de su madre. Las Escrituras dicen que "Jacob besó a Raquel, y alzó su voz y lloró. (Génesis 29:11) Él estaba muy enamorado, y quería casarse con ella. Debido a que no tenía dinero, se acordaron que Jacob trabajara siete años para pagar por su novia. La Biblia dice que "le parecieron como pocos días, porque la amabá."

Pero, su casamiento fue un desastre. Jacob fue en víctimaa de un truco tremendo. Labán había prometido darle Raquel para esposa, pero en vez de ella, le dio lea. Lea fue la hermana mayor de Raquel. Raquel era hermosa, pero Lea tenía "ojos delicados". Jacob no realizó que había sido engañado hasta la mañana. Estaba furioso. Preguntó, "¿Qué es esto que me has hecho?" "¿No te he servido por Raquel?"

No obstante, Labán dijo que fue el costumbre en su patría que se da la hija mayor en casamiento primero. Si Jacob trabajara otros siete años, le daría la esposa que quería. Jacob aprendía que ser engañador no era una manera admirable de vivir. Sin duda, se acordaba como él había engañado a su padre y hermano.

Recuérdese, la madre de Jacob, Rebeca, era la hermana de Labán. Ella y su hermano eran engañadores. Rebeca había conspirada con Jacob para engañar a su propio esposo y estafar a su propio hijo. Labán conspiró para engañar y estafar a Jacob.

Jacob vivía en Padan-aram por muchos años. Durante todo este tiempo tuvo que contender con las mentiras y la decepción de Labán.

Labán cambió su salario diez veces e hizo todo que pudo para engañarle a Jacob. Jacob estaba aprendiendo cuán malo era ser un engañador. También, estaba aprendiendo que la verdad de dios era más potente que la decepción de Labán. Labán se empobrecía y Jacob se enriquecía. Las bendiciones de Dios hicieron la diferencia. Dios dio a Jacob sueños y visiones que le habilitó para triumfar sobre su suegro perverso. (Génesis 31:6-13) Jacob se dio cuenta que sin la ayuda de Dios, Labán lo hubiera despachado con las manos vacías. (Génesis 31:42) En cambio, Dios le hizo de Jacob un hombre rico.

No obstante, las riquezas de Jacob llegaron a ser un problema. La familia de Labán tenía celos de la riquezas de Jacob. Por eso, Dios le dijo a Jacob que regrese a la tierra de sus padres. Fue un viage largo y sin duda, Jacob temía el hacerlo. Temía que todavía Esaú sería enojado. Sin embargo, Jacob inició el viaje. Estaba desarro llándose su carácter.

Cuando se acercaban al río Jordán, los ángeles de Dios les encontraron. Da consuelo acordarse que los ángeles son ministros de Dios. Dios no manda ángeles para ayudarnos hacer su voluntad.

Entonces Jacob fue avisado que Esaú venía al encuentro con cuatrocientos hombres. Jacob tenía pánico. Temía que Esaú iba a matarle a él y a su familia. Dividió su familia para que algunos pudieran escapar si fueran atacados. Entonces despachó sus siervos con regalos lujosos para Esaú.

Por fin, Jacob fue dejado solo. Su mente fue llena de muchos recuerdos. De repente, un hombre apareció y empezaron a pelear. Fue una batalla feroz. El hombre le torció la pierna y se desencajó la cadera. Sin embargo, Jacob no se rindió.

"Déjame" clamaba el hombre. Jacob le respondió, "No te dejaré, si no me bendices".

"¿Cual es tu nombre?" preguntó el hombre.

"Jacob" fue la respuesta.

Entonces el dijo: "No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido".

Jacob nunca fue el mismo. Ahora cojeaba. Hubo otros cambios en su vida, también. Esto fue el punto decisivo en su vida. Temprano en su vida, hab[ia usado el poder de decepción. Ahora había aprendido tener poder con Dios y los hombres. Ahora había aprendido que Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.

El día siguiente, el nuevo Jacob, Israel, enfrontó a su hermano sin miedo. Se inclinó a tierra delante de Esaú sin hacer ningún esfuerzo para defendarse.

Esaú, con gran sorpresa a Jacob, no estaba enojado en absoluto. Lof temores de Jacob eran una distorción de la realidad. Jacaob y Esaú se abrazaron y lloraron. La fe de Israel logró mucho más que los temores de Jacob. Fe es ña certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

La transformación de la vida de Jacob es una ilustración hermosa de la salvación. Cuando Ud. cree que Jesús es el Cristo, y lo recibe como su Salvador personal, Ud. también, tendrá poder con Dios y los hombres.

He aquí una promesa de Dios para Ud. "Al que venza, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca jamás saldrá fuera. Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios--la nueva Jerusalén que desciende del cielo, enviada por mi Dios-- y mi nombre nuevo." (Apocalipsis 3:12)