N ESTO CONOCERAN TODOS

por Boyce Mouton

Titulo original: BY THIS SHALL ALL MEN KNOW

1979, College Press Publishing Company

Traducción: José A. José

Redacción: Benigno José A.

Revisión: David Camps M.

Este libro no sólo es una traducción sino también una adaptación. Los cambios realizados están debidamente autorizados por el autor, y la publicación del mismo ha sido otorgada a: Centro de Comunicaciones Culturales, A.C.

DEDICATORIA

A Seth Wilson y W. Carl Ketcherside, diligentes hermanos en el estudio de la Palabra y ejemplos de integridad.

INTRODUCCION

En 1861, los Estados Unidos estuvo envuelto en la más costosa de sus guerras, en términos de vidas humanas. El Almanaque mundial fijó el número de muertos en 498,000 mientras que la American People's Encyclopedia lo calcula en 618,000. Murieron en las prisiones de la Unión Americana de 26,000 a 31,000 soldados confederados.

La horrible magnitud de esta guerra no se ve sino hasta que uno se da cuenta de las fatalidades de otras guerras. Si sumamos todas las muertes de estadounidenses en su Guerra de Independencia, la guerra de 1812, la guerra contra México, la guerra hispano-norteamericana, la Primera Guerra mundial, la guerra de Corea y la guerra vietnamita, se tendrían solamente 238,620 muertos, es decir, menos de la mitad de víctimas que cuando se enfrentaron entre ellos mismos.

No hay nada más devastador que una guerra entre hermanos.

Estoy convencido que la eternidad revelará la misma repugnante historia con respecto a la iglesia de Jesucristo. Nuestros problemas más grandes no han dimanado de la persecución pagana o del tormento de la conspiración comunista, sino más bien por nuestra falta de amor de los unos con los otros.

Este libro está encaminado a ser una continuación de Estos dos mandamientos publicado también por el Centro de Comunicaciones Culturales, A.C. Aquellos que están familiarizados con el énfasis de ese libro, estarán mejor preparados para entender la acometida del presente volumen.

San Ignacio de Antioquía dijo en una ocasión: "para el amor no hay preguntas y sin él no hay respuestas".

En este tratado intentaremos aplicar el principio del amor a los verdaderos problemas prácticos que desconciertan al mundo cristiano. Esperamos demostrar la sabiduría de Jesús al seleccionar un ejemplo de conducta que trascendió las inherentes dificultades de una ley. Esperamos probar que el amor no es alguna tangente irrelevante, sino la mera esencia del compromiso cristiano. La sinagoga judía tenía ancianos que enseñaban y diáconos que servían. Los templos a Diana y Afrodita eran de una arquitectura hermosa y se hacían sacrificios en ellos. Los espíritus demoníacos pueden hacer obras milagrosas como el asna de Balaam que pudo hablar. Pero sólo los discípulos de Jesús se conocen por amarse los unos a los otros.