¿QUE ES JUSTIFICACION?

Muchos criminales juntos tienden a corromperse, son peores que nunca cuando al final de su confinamiento se dejan libres a la confiada sociedad. (Napoleón)

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (II Pedro 1:4).

En el análisis final sólo hay dos maneras mediante las cuales puede ser controlado el hombre. Primero, por presión externa y; segundo, por presión interna.

El principio de la Ley trata de controlar al hombre mediante presión externa y amenaza de castigo. Ya hemos demostrado la futilidad de este sistema. Las Escrituras enseñan que cuando se le ordena a alguien: No toques; no gustes; no manejes tienen reputación de sabiduría, pero no tienen valor alguno contra los apetitos o caprichos de la carne (Colosenses 2:20-23).

Probablemente ningún país en el mundo tenga leyes morales más severas que Sudáfrica. Están prohibidos los casinos. Las películas y juegos organizados en los domingos se consideran como irrespetuosos. Está prohibida la formación de parejas interraciales. Las leyes de los puritanos reflejan la ética calvinista del gobierno. He oído que es ilegal leer la revista Playboy allí.

¿Vuelven justos estas leyes a los sudafricanos? ¡De ninguna manera! Sino que los hace hipócritas. Les ha hecho exactamente lo que la Ley hizo a los fariseos.

Si todas estas cosas están en contra de la ley en Sudáfrica, entonces, todo lo que usted tiene que hacer para pecar legalmente es salirse de Sudáfrica. La mente legalista no tiene absolutamente ningún problema en hacer esto. Por lo tanto, ahora están surgiendo países independientes en Sudáfrica.

Sun City, por ejemplo, está a sólo dos horas y media al noroeste de Johannesburgo en automóvil. Aquí usted puede apostar a sus anchas; todas las nacionalidades pueden mezclarse absolutamente sin ninguna restricción; coristas con los pechos descubiertos entretienen a los espectadores con los ojos desorbitados; y, pasillos espejeados conducen a los juegos de la ruleta y a las mesas de naipes.

¿Contra la ley? ¡Por supuesto que no! Porque Sun City está en el independiente país de Bophuthatswana. Allí no se necesitan pasaportes y no se pasa por aduanas, pero sin embargo sigue siendo una nación soberana. La autopista conduce justo a través de un polvoriento desierto y cada fin de semana un sinnúmero de miles de autos se encuentran defensa con defensa hacia Sun City. En el instante en que las llantas de sus autobuses o coches cruzan la línea limítrofe, pueden revelarse en una orgía sin cárceles barrotadas o sin temor de ley alguna.

Susan Goodman escribió un artículo humorístico titulado Leyes de la chapucería en la revista Friends Magazine de marzo de 1983. He aquí algunas leyes que algunas comunidades han aprobado.

En Quitman, Georgia, es contra la ley el que una gallina atraviese la carretera.

En Kirkland, Illinois, es contra la ley que las abejas vuelen sobre el poblado.

En Baltimore es un crimen maltratar una ostra.

En Topeka es contra la ley acosar ardillas.

Una ley en Colorado le da derecho a los perros a dar una mordida.

En Paulding, Ohio, un oficial de policía tiene el derecho de regresarle la mordida al perro.

En Kentucky es contra la ley dispararle a las palomas en la temporada de reproducción.

California tiene una ley que prohíbe a los automovilistas dispararle a cualquier animal desde sus coches excepto a una ballena.

En Gary, Indiana, es ilegal asistir al teatro en las cuatro primeras horas de haber comido ajo.

En los cuatro primeros meses del año es ilegal fotografiar a los conejos en Wyoming.

El distrito de Pine Island, Minnesota requiere que un hombre se incline su sombrero al estar pasando las vacas.

En Washington, D.C., es ilegal perforarles la nariz a los toros.

Por favor no crea que damos estos ejemplos para burlarnos de la Ley de Dios. La Ley fue diseñada perfectamente para hacer exactamente lo que Dios quería que hiciese. La Ley nunca tuvo el propósito de hacer justo al hombre (Gálatas 3:21); no intentaba hacer que el hombre fuese obediente (Romanos 3:19). Era para ser un ayo que nos trajese a Cristo para que pudiésemos ser justificados por la fe.

HUYA DE LA CONCUPISCENCIA

Hebreos 7:19 declara inequívocamente que nada perfeccionó la Ley, pero que sí introdujo una mejor esperanza.

Lo que era imposible para la Ley por cuanto era débil debido a la carne, Dios lo hizo a través de Jesucristo (Romanos 8:3).

Este cambio no ocurre debido a leyes externas presionándonos a ajustarnos sino por el Espíritu Santo operando desde adentro. No somos adaptados sino transformados.

Poner una oruga en un molde rígido y tratar de que se convierta en mariposa, no sólo es una horrible sino fatal experiencia para ella.

Por muchos años traté de obligar a la gente mediante amenazas de castigo a que se amoldasen a la imagen de Jesús. Si los hermanos no se comportan como Jesús, pensaba que colgarlos sobre las llamas del infierno los purgaría de sus concupiscencias. ¡Yo estaba equivocado!

Esto empezó a esclarecerse en mi mente mientras estaba dando una clase en South Bend, Indiana. Cité II Pedro 1:4 de memoria, enfatizando que cada uno de nosotros debe ser participante de la naturaleza divina.

Debió haberse reflejado una mirada irónica en mi cara cuando me disculpaba con la audiencia y les pedía que me permitiesen citar nuevamente esa Escritura para mí. Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (II Pedro 1:4).

No son las amenazas las que nos ayudan a huir de la concupiscencia para ser participantes de la naturaleza divina...son las preciosas y grandísimas PROMESAS de Dios (II Pedro 1:4).

¿Por qué no había visto yo eso antes?

Supongamos que le ordeno a usted que no piense en un pastel de limón. Después lo describo elocuentemente en mi denunciación con su hojaldrada pasta y relleno casero. Luego lo amenazo a usted con castigarlo, aun cuando el pastel con capa de merengue de cinco centímetros de grueso apenas haya sido sacado del horno.

Tal planteamiento es contraproducente en sí. Probablemente usted ni siquiera estaba pensando en el pastel de limón hasta que lo mencioné, y entre más lo menciono más tiende usted a pensar en él.

Pablo escribió,

...yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás (Romanos 7:7).

Supongamos nuevamente que usted va a ayunar durante cuarenta días como lo hizo Jesús. Previendo un tiempo difícil envía por ayuda al seminario. El ministro llega y el primer día predica contra los alimentos chatarra. El segundo día diserta contra lo malo de los exquisitos postres. El tercer día elabora argumentos contra el tocino de un animal inmundo, revuelto con huevos, los cuales originan un excesivo nivel de colesterol.

¿Podría sobrevivir usted los cuarenta días sin concupiscencia al llevar a cabo tal programa?

La prescripción divina incluye las promesas. Esto no quiere decir que no habrá advertencias, como nos lo señalará nuestro próximo capítulo, pero sólo son para reafirmar lo que el Espíritu Santo dijo por medio de Pedro. El nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegásemos a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

JUSTIFICACION

En el Nuevo Testamento la palabra justificado y toda una familia de palabras relacionadas vienen de la raíz dike (Dircé). Por ejemplo:

Dikaisune -rectitud, justicia

Dikaios -recto (Gálatas 2:14), derecho (Hechos 14:10; Hebreos 12:13), justo (Mateo 20:4)

Dikaioo -justificar

Dikaioma -acto recto, acción justa

Dikaios -justamente

Dikaiosis -justificación

Se encuentra que el nombre raíz original significó institutriz o instrucción. En la mitología griega, Dike (Dircé) era la hija de Zeus e implacable enemiga de la violencia. A través de su instrucción se le permitió a la humanidad sobrevivir al aprender a vivir sin violencia.

En tiempos posteriores a Homero, Dike (Dircé) fue considerada como la diosa del castigo que perseguía a los malos. Dike y sus derivados fueron en este tiempo los gritos de batalla que llegaron a ser los conceptos básicos para el establecimiento de una comunidad. Sin la justicia prevalecía la anarquía. Cuando Pablo fue mordido por la mortal víbora, a los moradores de la isla les pareció que él ha de haber sido algún asesino cuando Dike o justicia estuvo a punto de matarlo (Hechos 28:4).

En estos términos lo resume el Dictionary of New Testament Theology (Diccionario de la Teología Novotestamentaria) (Vol. III, p. 253):

Por lo tanto, el hombre justo (dikaios) originalmente fue alguien cuyo comportamiento encajaba en la estructura de su sociedad y que cumplía equitativamente sus obligaciones hacia los dioses y hacia sus semejantes.

Creo que la mayoría de nosotros podemos apreciar el hecho de que este concepto de los griegos es notoriamente similar a lo que Jesús describió como el mensaje fundamental de las Escrituras.

Jesús dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mateo 22:37-40).

El problema es que no hay justo, ni aun uno (Romanos 3:10).

La palabra hebrea para malo es ra. Viene de la raíz ra a que literalmente significa romper en pedazos.

Dado que el hombre comió del árbol que le dio el conocimiento del mal, hemos vivido en un mundo fragmentado. El hombre no tenía una buena relación con Dios, y tampoco tenía una buena relación con sus semejantes.

Después de cuatro mil frustrantes años el hombre no había podido estar más cerca de la vida armoniosa que cuando fue echado fuera del Edén (Génesis 3:24).

JUSTICIA ATRIBUIDA

La palabra griega traducida como atribuida o imputada es logizomai. Significa contar o tomar en cuenta.

Abraham no era justo. Su conducta hacia su esposa al darla al faraón, por ejemplo, fue cobarde y repugnante (Génesis 12:10-20; 20). Abraham no era justo, pero Dios lo contó como justo porque él creyó (Romanos 4:3). Abraham fue el recibidor de tres grandes promesas de Dios.

1. Y haré de ti una nación grande (Génesis 12:2). Su descendencia sería como el polvo de la tierra (Génesis 13:16) y como las estrellas del cielo (Génesis 15:5, 6).

2. Heredaría Palestina -Y Jehová dijo a Abraham...Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás...porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre... (Génesis 13:14-15).

3. La familia de Abraham sería finalmente bendición para todas las familias de la tierra (Génesis 12:3).

Es significativo notar que Abraham murió antes de que se cumpliesen cualesquiera de estas promesas. En el momento de su muerte sólo tenía un puñado de descendientes directos. No recibió tierra en herencia, ni aun para asentar un pie (Hechos 7:5), y ni siquiera había podido bendecir el país donde habitó, sin mencionar a todas las familias de la tierra. Ilustrativo a este hecho es tanto el viaje del siervo principal de Abraham a Padan-aram por esposa para Isaac (Génesis 24) como el de Jacob (Génesis 28:1-4), sin duda alguna para evitar la corrupta influencia de los cananitas.

Aunque Abraham no recibió las promesas, las miró de lejos (Hebreos 11:13). Compartió la capacidad de Dios de llamar las cosas que no son, como si fuesen (Romanos 4:17). Estaba plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; POR LO CUAL TAMBIEN SU FE LE FUE CONTADA (ATRIBUIDA O IMPUTADA) POR JUSTICIA (Romanos 4:21-22). Las promesas de Dios fueron contadas como una sólida demostración de lo que todavía no se ve (Hebreos 11:1). La percepción espiritual fue considerada una prueba de la realidad tan válida como la percepción física y así lo testificó Jesús: Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; Y LO VIO, y se gozó (Juan 8:56).

La historia ha reivindicado a este padre de los creyentes. Fueron unos 500 años antes que la familia de Abraham heredase la tierra que Dios había prometido...pero sí la recibieron. Fueron muchas generaciones antes que la familia de este creyente nómada se multiplicase en una gran nación...pero la promesa sí se cumplió. Casi dos milenios se sucedieron antes que apareciese la semilla para bendecir todas las familias de la tierra...mas Jesús nació...y Abraham vio ese día con los ojos de la fe casi 2,000 años antes de que ocurriese.

Es por lo tanto sumamente apropiado que Abraham sea presentado ante la humanidad como un ejemplo idóneo de todos los creyentes. El remanente fiel no tiene por qué desalentarse por datos estadísticos tenebrosos y por los profetas de catástrofes. El cristiano contempla el panorama de la historia desde la cima de la montaña de la fe. Nuestra visión trasciende las tempestuosas nubes de confusión y desesperación, y divisamos por encima del horizonte aquella ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios (Hebreos 11:10; 13). Más allá del velo del sufrimiento y la muerte vemos la jubilosa multitud (Apocalipsis 7:9-17). Por encima del redoblar de los tambores y el estruendo de la guerra escuchamos las felices voces de los redimidos de la tierra.

Abraham vio el día de Jesús y se regocijó...y si usted pertenece a Jesús, es, por lo tanto, semilla de Abraham y heredero según la promesa (Romanos 4:20-25; Gálatas 3:6-29).

DAVID

David no fue justo. Le dedicamos todo un capítulo y por lo menos hicimos notar algunos de sus pecados. Pero David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia... (Romanos 4:6-8).

El Salmo 32 usa cuatro diferentes palabras para describir la fragmentación de la relación de Dios con el hombre. Ellas son el pecado, la iniquidad, la transgresión y el engaño. Pablo citó parte de este Salmo en Romanos 4:7-8:

Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.

A pesar de nuestro pecado, iniquidad, transgresión y engaño, todavía podemos ser bendecidos si entendemos lo que significa tener nuestros pecados cubiertos...y no imputados a nosotros.

Estos conceptos son tan básicos para los cristianos que Dios ha estado tratando de prepararnos para ellos desde el principio. Cuando Adán y Eva pecaron se dieron cuenta que estaban desnudos y trataron de cubrirse. Cualquier protección inventada por el hombre es inadecuada; por lo tanto, Dios hizo túnicas de pieles para vestir o cubrir al hombre pecaminoso. Al parecer, los primeros sacrificios de animales fueron realizados por Dios.

Este concepto de cubrimiento fue tejido en el idioma hebreo hasta el extremo de que la palabra hebrea para propiciación (expiación) es Kafar que significa cubrir.

La ley que nos condenaba y que se preservaba como testigo en contra nuestra estuvo colocada dentro del arca de Dios bajo las alas extendidas de los querubines (Hebreos 9:4-5). Los querubines, como usted recordará, fueron puestos al oriente del Huerto de Edén, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para mantener alejado al hombre de las inmediaciones del árbol de la vida.

Nos es importante experimentar el impacto de estos querubines mirando resueltamente hacia la Ley. Eran de mirada penetrante y eficiente. Sin duda alguna, el hombre nunca tendría oportunidad de comer otra vez del árbol de la vida y vivir para siempre.

¡Pero los querubines no veían la Ley! Encima de la Ley estaba una tabla de oro llamada el propiciatorio (Hebreos 9:5). Era un cubrimiento que evitaba que lo pecaminoso del hombre quedase expuesto ante la presencia de Dios.

JESUS ES NUESTRA PROPICIACION

Cuando el apóstol Juan describió la resurrección es significativo recordar que había ángeles en la tumba en el huerto. Uno estaba a la cabecera y el otro a los pies del lugar donde Jesús había sido puesto (Juan 20; Marcos 16; Lucas 24:1-12 y Mateo 28:1-10).

Estos ángeles, al igual que los querubines, parece que bajaron la vista ante Jesús. Más tarde Juan escribiría,

Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo (I Juan 2:2).

Dios había prometido comunicarse con Moisés de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines... (Exodo 25:22). Jesús es la propiciación o el propiciatorio por nuestros pecados (Romanos 3:25; I Juan 4:10). El es el Verbo o vehículo mediante el cual se comunica Dios con el hombre. El es el cubrimiento que hace posible que las criaturas pecadoras, como nosotros, aparezcamos justificados ante la presencia del Dios perfecto.

Toda nuestra justicia es como trapo de inmundicia (Isaías 64:6). Sólo cuando es cubierta por Cristo podemos atrevernos a presentarnos a la Cena de las Bodas del Cordero (II Corintios 5:19-21; Apocalipsis 19:9).

El Salmo de David no prometió bienaventuranza a aquellos que nunca pecaron, porque en tal caso nadie sería bienaventurado. El prometió que serían benditos aquellos a quienes el Señor no culpa de pecado e iniquidad (Salmo 32:2).

Nosotros cometemos los pecados y los errores, pero Dios sólo mira a Jesús. De una u otra manera esta ausencia de temor y esta bienaventurada garantía de Dios hacen posible que lleguemos a ser participantes de la naturaleza divina y huir de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.

He aquí un poema para niños que también tiene un profundo mensaje para todos. Lo asimilé profundamente de un disco que compramos para nuestros niños hace muchos años...no conozco al autor.

MARIA TENIA UN COCHINITO

María tenía un cochinito,

tan blanco como la nieve;

como usted podrá imaginarse,

sólo cuando lo había bañado.

Pero María pasaba momentos desesperantes

para mantener limpio a ese marranito,

porque era el marrano más sucio

que alguien jamás haya visto.

Lo lavaba y lo restregaba

hasta que se retorciera y gruñera,

como si quisiese que ella supiera

que era un injusto trato.

Y luego en el verde corral

jugaría de mañana a tarde,

a menos que se hubiese escabuido

y perdido de vista.

La pobre María pensaba y se preguntaba

qué podía hacer;

luego ideó un plan,

y lo llevó a cabo;

lo llevó a un veterinario,

quien puso a dormir al marrano

y entonces el corazón le sacó...

Pero, claro, no para guardarlo.

Y entonces tomó a un corderito

y también le sacó el corazón;

y lo metió en el puerquito

antes que éste se diera cuenta.

Y el puerquito al despertar

ya no tenía más deseos

de en el lodo volverse a revolcar,

o en el fango zambullirse otra vez.

Y así, oh niñito,

también nosotros,

como el cochinito,

¡un nuevo corazón necesitamos!

¡con el viejo no la hacemos!

(anónimo)

En cierta ocasión, al citar dicho poema a un grupo de muchachos, un niño levantó su mano y dijo, señor, ¿qué le pasó al corderito?

Esta pregunta también tiene un profundo significado espiritual. Ya que el Corderito fue herido por nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros (Isaías 53:5-6).

La Ley verdaderamente fue nuestro ayo para dirigirnos hacia Cristo para que podamos ser justificados por la fe. Cuando creemos estas promesas, un milagro ocurre dentro de nosotros y estamos en camino a la libertad de la concupiscencia extenuante.

Casi todos hemos escuchado de matrimonios que por no poder tener hijos han tenido que adoptar uno. De alguna u otra forma han fallado sus esfuerzos por generar una nueva vida hasta dejar de preocuparse. Ya sin preocupación, sus sistemas se relajan al grado de que sí llegan a generar esa tan anhelada nueva vida.

La misma bienaventurada sorpresa aguarda a aquellos que se concentran en las grandísimas y preciosas promesas de Dios. Pueden llenar nuestras vidas tanto que de verdad podemos ser transformados a la semejanza de la naturaleza divina de Jesús.

La Ley fue un ingrediente esencial en el plan de Dios para conducirnos a la maravillosa promesa de la justificación por la fe.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. ¿De qué manera los mandamientos no manejes, ni gustes, ni aun toques carecen de valor alguno contra los apetitos de la carne (Colosenses 2:21-23)?

2. ¿Es posible para la ley cambiar el corazón de una persona?

3. ¿De qué manera contamina lo que sale del corazón (Mateo 15:18)?

4. ¿Cuál es la diferencia entre adaptación y transformación (Romanos 12:2)?

5. ¿Cómo es que los mandamientos estimulan a la concupiscencia (Romanos 7:7)?

6. ¿Cómo nos ayudan a huir de la concupiscencia las promesas (II Pedro 1:4)?

7. ¿Cuál es la diferencia entre justicia y justicia atribuida?

8. ¿Existe algún pecado sumamente grave que Dios no perdone (Salmo 103:3)?

9. ¿Cómo llega a ser Jesús un cubrimiento para nuestros pecados?

10. ¿Cuánta condenación hay en Cristo (Romanos 8:1)?