LA MENTALIDAD DE TEMOR

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (II Timoteo 1:7).

Todo el concepto de la Ley hace al hombre estar atemorizado e inseguro. La palabra inmundo ocurre 94 veces sólo en Levítico. Es obvio que cualquiera podía llegar a estar inmundo por accidente.

Específicamente se hace notar esto en Levítico 5:1-3. El primer versículo indica que alguien se hacía culpable por no denunciar el pecado de otro, si llegaba a enterarse. El segundo versículo señala que una persona resultaba culpable por tocar animal o reptil inmundo. Aunque no lo supiese, sería inmundo y habría delinquido. El tercer versículo señala que un individuo podía llegar a ser culpable por tocar cualquier inmundicia de hombre, y contaminaba aun cuando el individuo no la viese.

Estas cuantas referencias son como la cúspide del proverbial `iceberg'. Literalmente, hay docenas de formas en que uno llega a estar espiritualmente contaminado bajo la Ley.

El más devoto guardador de la Ley podía tener arruinado todo su fin de semana por darse accidentalmente un encontrón con la persona o cosa equivocada a las 5:00 de la tarde el viernes.

En Levítico 7:21 se nos informa que la persona que tocare alguna cosa inmunda y luego comiere de la carne del sacrificio de paz, sería cortada de entre su pueblo.

En Levítico 11:31 descubrimos que una persona puede llegar a ser inmunda por tocar un caracol muerto o cualquier otra criatura inmunda que se arrastre sobre la tierra.

En Levítico 12:4 encontramos que se le prohíbe a una mujer tocar una cosa santa o acudir al santuario por 40 días después de haber dado a luz a un hijo y por dos semanas sería inmunda después de haber dado a luz una hija, pero tendría que estarse purificando 66 días (Levítico 12:5-6).

En Números 4:15 se nos informa que cualquiera que tocase las cosas santas del santuario moriría.

En Números 16:26 leemos que la pena de muerte se extendió aun a los que tocasen cualquier cosa que perteneciese a Coré, Datán y Abiram y a sus seguidores, quienes se revelaron contra Moisés.

Sugiérole un pequeño senario que proveerá discernimiento en la frustración experimentada por aquellos que vivieron bajo la Ley.

Supongamos que en un intento de guardar la ley, usted procurará mantenerse puro por 24 horas. Empieza el día fumigando el cuarto donde se quedará para que se proteja de cualquier insecto inmundo. Cerrará con llave el cuarto para que de ninguna forma tenga contacto con alguien. Hasta la manija de la puerta, si fuese tocada por una mujer menstruosa, quedaría contaminada; así que, usted se queda sumamente atento en medio de su cuarto...con las cortinas recorridas. Ante usted está la Ley de Dios, en la que se esfuerza en meditar diligentemente, procurando abstenerse de cualquier pensamiento insano.

Al finalizar el día usted descubre que es culpable...no debido a algo que haya o no haya hecho, sino porque el sumo sacerdote hubiese pecado.

Levítico 4:3 enseña que el sacerdote ungido podía pecar trayendo culpa así sobre el pueblo. Como la nación, al padecer por el pecado de Acán, nuevamente pudo sufrir por el pecado de un rey como David o los pecados de un sacerdote.

Fácilmente puede darse uno cuenta cómo promovió y perpetuó el período de la Ley una mentalidad de temor. El más escrupuloso individuo podía inconscientemente cometer un acto inmundo de las más serias proporciones y aquellos que se encerraban en la mentalidad legalista se salían del camino para evitar la posibilidad de contaminarse con lo que tocasen.

La historia del buen samaritano nos provee de un interesante caso. El sacerdote y el levita no sólo no ayudaron al hombre que había caído en manos de ladrones, sino que deliberadamente lo eludieron. Jesús explícitamente señaló que ambos pasaron de largo (Lucas 10:31, 32). La palabra griega usada para describir sus acciones fue antiparalden. Parercomai significa venir o marcharse de algo, y la palabra anti delante de ella especifica pasar por el lado opuesto o eludir.

El samaritano no tuvo mentalidad legalista. Se le juzgó como irreligioso por sus contemporáneos judíos. Por consiguiente, él fue el prójimo del que cayó en manos de ladrones y quien nos dejó ejemplo. Jesús lo puso así: Vé, y haz tú lo mismo (Lucas 10:37).

UZA Y EL ARCA

II Samuel 6 narra la historia de Uza que murió porque tocó el arca de Dios.

Lo fundamental de la historia es como sigue. David reunió a 30,000 escogidos de Israel para ir por el arca de Dios. La trajeron de la casa de Abinadab en Baala (Quiriat-jearim) y la pusieron en una carreta nueva. Uza y Ahío conducían la carreta.

David y toda la casa de Israel tocaban ante Dios con todo género de instrumentos.

Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios y la sostuvo porque los bueyes tropezaban.

Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios (II Samuel 6:7).

La muerte de Uza icluía diversas violaciones a la Ley de Dios. Ante todo, el arca no debía transportarse en carreta, debía ser cargada. Debidamente santificados, los levitas eran los responsables de llevarla. Y, finalmente, desde luego que nadie debía tocarla.

David corrigió estos errores, pues leemos en I Crónicas 15:12-15, etc.:

Vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado; pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza....

TEMOR MODERNO

Muchos hermanos contemporáneos han leído esta historia y han concluido que Dios nos estaba enseñando que siempre se le tiene que adorar conforme al orden debido. Consecuentemente, ellos han de rechazar toda alabanza que no está explícitamente mencionada en la Ley.

Tan ridículo como pueda sonarle a alguien carente de conocimientos bíblicos, hay quienes creen que es pecado adorar a Dios con instrumentos musicales, con himnario o aun con diapasón. Hay quienes rechazan las escuelas dominicales, instituciones de benevolencia, copas en la Santa Cena y colegios bíblicos.

Sus pensamientos prestan atención a los días de Uza y suponen que Dios trataba de enseñarnos que le adoremos siempre de acuerdo a la Ley.

Ciertamente es exactamente todo lo contrario. Dios estaba tratando de enseñarnos que era imposible adorarle mediante la ley.

La Ley no fue dada para hacernos legalistas, fue dada como ayo para conducirnos a Cristo para que pudiésemos ser justificados por un principio que trasciende todo el concepto de la Ley.

EL QUE ES DEBIL

Por muchos años albergué la equivocada idea de que las iglesias legalistas eran fuertes. Pensé que entre más normas y más demandas legalistas tuviesen, hacían que se incrementase su fuerza y las acercaban más a Dios. Al parecer, lo cierto es que era totalmente todo lo contrario.

El capítulo 14 de Romanos trata en forma completa este asunto. Nos enseña que se debe recibir a los débiles en forma pacífica y sin contender acerca de sus escrúpulos.

Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres (Romanos 14:2).

Nótese que la persona con el estilo de vida más restrictivo es el débil. El hombre que sólo come legumbres necesita crecer en su fe.

Lo mismo fue cierto concerniente a los días de fiesta. Uno consideraba un día superior a otro y otra persona estimaba que todos los días eran iguales. El judío legalista llevaba un muy restrictivo estilo de vida y algunos de ellos llevaron esos mismos problemas a la vida cristiana.

NO NOS HA DADO DIOS ESPIRITU DE COBARDIA (II TIMOTEO 1:7)

Las Escrituras son claras respecto a que si alguien tiene espíritu de cobardía no lo recibió de Dios.

Dios nos da espíritu de valentía, como lo personificó Jesús. El fue diferente a los escribas en que habló con autoridad. Ellos nunca estuvieron completamente seguros...siempre titubeantes...siempre inseguros. Jesús, en cambio, nunca titubeó...nunca estuvo inseguro...y siempre fue certero.

Cuando nos apropiamos el Espíritu de Jesús también nos tornamos confiados. Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el justo está confiado como un león (Proverbios 28:1).

Algunos han sugerido que Timoteo tuvo especial necesidad de esta clase de amonestación.

Cuando Timoteo iba rumbo a Corinto, Pablo vio necesario prepararle el terreno para su llegada, al escribir:

Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la voluntad del Señor así como yo (I Corintios 16:10).

Pablo conoció a Timoteo durante un período de persecución. Timoteo estaba completamente enterado de estas persecuciones y padecimientos que le sobrevinieron a Pablo en Antioquía, Iconio y Listra (II Timoteo 3:11) y por esta misma razón pudo haber necesitado un recordatorio especial para que no se avergonzase del Señor, ni de Pablo, preso suyo.

Jesús fue valiente. Habló con autoridad, no como los escribas. Las Escrituras enseñan que aquellos que temen no se han perfeccionado en el amor porque el perfecto amor echa fuera el temor (I Juan 4:18). Es lamentable que la versión Reina-Valera, 1960 diga que Jesús fue escuchado por Dios a causa de su temor (Hebreos 5:7). Los mejores manuscritos no usan fobos sino eulabeia y tal vez la Nueva Versión Internacional ha captado mejor el sentido al traducirla como reverente sumisión. Jesús sí tuvo sumisión reverente pero no tenía razón alguna para tener temor o miedo.

El temor y la timidez quedan tan totalmente excluidos de la vida del cristiano que Apocalipsis 21:8 enlista a los cobardes junto con los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y los mentirosos.

Pablo hizo cosas que el judío devoto no podía consentir o comprender. De veras que sí llegó a ser gentil entre los gentiles (I Corintios 9:21). Podía comer platillos gentiles y hacer otras cosas que el judío creía que eran directas violaciones a la voluntad de Dios. La razón consistió en que Pablo era nacido de arriba.

Una oruga no puede volar. Está condenada a arrastrarse y a comer hojas. La mariposa es un gusano transformado. Ha pasado por la metamorfosis que la capacita para vivir una vida extraordinaria.

LUGARES CELESTIALES

La expresión lugares celestiales aparece cinco veces en Efesios. La palabra lugares está en cursiva en la revisión 1909 de la Versión Reina-Valera, lo cual indica que no está en el texto original. Por lo tanto, algunos la traducen simplemente como celestiales. Es en lo celestial que el creyente reina con Cristo a la derecha de Dios, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero (Efesios 1:20-21).

* Se nos bendice con toda bendición espiritual en los lugares celestiales (Efesios 1:3).

* Cristo reina en los lugares celestiales (Efesios 1:20).

* Estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales (Efesios 2:6).

* La iglesia revela la multiforme sabiduría de Dios en los lugares celestiales (Efesios 3:10).

* Luchamos, no contra sangre y carne, sino contra principados en las regiones celestes (Efesios 6:12).

Efesios 1:17-23 incluye una oración de Pablo por los hermanos de Efeso. El quería que:

1. Ellos tuviesen el espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él (Jesús).

2. Ellos supiesen de la esperanza de su llamado.

3. Ellos tuviesen sus ojos abiertos a la supereminente grandeza del poder de Dios para con nosotros los que creemos.

Entonces prosigue a explicar que este poder a nuestra disposición es idénticamente el mismo que operó en Jesús cuando Dios lo levantó de los muertos y lo sentó a su derecha en los lugares celestiales, el cual es mucho más superior que cualquier norma o autoridad o reino terrenal.

Es aquí donde Dios espera que operemos como creyentes.

VIDAS ANTES DE CRISTO EN UN MUNDO DESPUES DE CRISTO

Cuán triste es ver a creyentes dando ligeros golpecitos como ciegos, siempre vacilantes e inseguros en cuanto a cuál será el siguiente paso. Como los antiguos efesios, nuestros ojos necesitan ser iluminados. Debemos sentarnos con Cristo en los lugares celestiales y asumir la perspectiva que nos capacita para avanzar con ímpetu, y firmeza y con una determinación intrépida.

Hace un tiempo escuché del privilegio que se les ofreció a tres congregaciones para que administrasen un hospital recién construido. Ellas declinaron vacilantes y temerosas de que la iglesia no tenía por qué estar haciendo tales cosas.

Sé de congregaciones donde reina tan fuerte la mentalidad de temor que la persona encargada de cuidar la propiedad ni siquiera se atreve a comer algo en el interior del edificio, en los pasillos o escaleras por temor de que esté violando alguna ley de I Corintios 11.

Algunas iglesias fijan sus lugares especiales y prohíben que la gente común traspase los límites. Parece que no saben que Jesús ya ha puesto fin a lugares y cosas santas al hacernos santos a nosotros (I Pedro 2:5-10).

Luke Perinne cuenta la historia de un grupo de mujeres que decidió hacer un juego para ver quién podía verse más repulsiva y de peor genio. La mujer que ganó ni siquiera estuvo jugando.

Nuestro legalista acercamiento a Dios ha llenado nuestras congregaciones con adoradores ceñudos que temen relajarse por el miedo de que se use en su contra algo que ellos digan o hagan. Incluso, escuché de una congregación donde el consejo directivo determinó que después de iniciada la reunión ya no se saludasen.

Cuán distinto es el glorioso pacto que, mediante el Espíritu Santo, reemplaza la mentalidad de esclavo por la de un hijo, que nos transforma de humilde y temeroso esclavo a feliz hijo que puede arrojarse a los brazos de Dios, abrazándolo y clamando: ¡Abba Padre! (Romanos 8:15).

La Ley fue nuestro ayo para conducirnos a Cristo para que pudiésemos adquirir la nueva perspectiva de fe para acercarnos confiadamente y sin temor a la presencia de Dios (Hebreos 4:16).

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. ¿Cómo puede ser malo el temor de Jehová si éste es el principio de la sabiduría (Proverbios 1:7)?

2. ¿De qué forma echa fuera el temor el perfecto amor (I Juan 4:18)?

3. ¿Temió o no temió Jesús a Dios (Hebreos 5:8)?

4. ¿Es bueno o malo el temor de Jehová?

5. ¿Qué es lo que se quiere dar a entender en II Timoteo 1:7 -porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía?

6. ¿Por qué temían los judíos pronunciar el nombre de Dios (Exodo 20:7)?

7. ¿De dónde procede el atrevimiento del cristiano de llamar a Dios Abba o papito (Gálatas 4:6; Romanos 8:15)?

8. ¿Quiénes son los cobardes que serán condenados al infierno (Apocalipsis 21:8)?

9. ¿Por qué temían los judíos entrar al lugar santísimo?

10. ¿Por qué tiene el cristiano la libertad de entrar al Lugar Santísimo (Hebreos 10:19; 4:16)?