Una multitud de leyes en un país es como una multitud de médicos, señal de debilidad y mal. (Voltaire)
En cada época han tenido que enfrentarse los cristianos al dilema de la doble ciudadanía. Por una parte somos ciudadanos del cielo donde no hay otra ley sino la Por otra, vivimos en un mundo donde sólo un remanente pertenece a este reino celestial. Mucha gente del mundo está tan totalmente pervertida que Pedro los describe como (II Pedro 2:12).
Recuerdo tan vívidamente el 14 de julio de 1966 cuando ocho estudiantes de enfermería fueron brutalmente asesinadas por Richard Speck. Luego, sólo unos cuantos días después, el primero de agosto de 1966, un estudiante de arquitectura de nombre Charles J. Whitman se apostó como francotirador en la torre de la Universidad de Texas y mató a quince personas e hirió a otras 31 con un rifle de alto poder.
No me incumbe juzgar a estas personas en cuanto a sus destinos eternos. Afortunadamente, Jesucristo es el juez máximo de ello. Sin embargo, es completamente obvio que con ninguno de estos hombres se podía discutir cuando cometían sus crímenes.
Richard Speck mató a las estudiantes de enfermería una por una. Cuando cada una era sacada del cuarto, sin duda las otras sentían que ciertamente podían razonar con este hombre y disuadirlo de hacer algo irracional. Estaban equivocadas. Algunos hombres son como Con algunos hombres no se puede razonar más de lo que se puede hacer con un león o un oso. Aun Jesús nos exhortó a no echar nuestras perlas a los puercos. Los puercos son incapaces de apreciar una perla y, por lo tanto, sólo la pisotearían y se regresarían para destrozarlo a usted.
Lo mismo ocurrió con Charles Whitman. Había sido un estudiante ejemplar y un buen ciudadano hasta que se enfureció y empezó a dispararle a gente inocente. Después de ser acribillado por la policía, su autopsia reveló la presencia de un tumor en el cerebro lo cual puede ayudar a explicar su comportamiento irracional.
Sea como fuere, es completamente obvio que no podemos esperar que los no cristianos se comporten como cristianos. Y hasta los cristianos pueden caer en circunstancias o condiciones que los hagan irracionales e irresponsables de sus actos.
Un íntimo amigo y uno de los más bellos cristianos que conozco fue hospitalizado hace algunos años por tener cálculos renales. Durante su hospitalización reaccionó a sus medicamentos y se tornó violento. Más tarde me dijo que, si hubiese podido, habría arrojado por la ventana a un enfermero.
Para proteger a la sociedad de elementos destructores de todas partes, Dios ha puesto gobiernos civiles. Las leyes humanas no hacen rectos a los hombres, pero sí presentan alternativa a la anarquía.
Debido a ello, Pablo escribió a los Romanos:
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos (Romanos 13:1-2).
El emperador romano no era cristiano...y más tarde hasta condenaría injustamente al apóstol Pablo a una muerte cruel. Sin embargo, es preferible un mal gobierno que absolutamente nada.
A las 11:50 p.m. del domingo 9 de marzo de 1942, un barco llamado fue hundido por un torpedero japonés en el Pacífico Sur. Un bote salvavidas diseñado con cupo para 28 personas se apretujó de 135 sobrevivientes. Ochenta de los sobrevivientes se atiborraron en el bote y cincuenta y cinco iban en el agua asidos de él.
Veintiséis días después sólo sobrevivían cinco personas. Al principio había una apariencia de orden mientras se encontraba a bordo el capitán del barco. El daba las órdenes y, mientras se le obedecía, las circunstancias eran tan buenas como se esperaba que fuesen.
Cada persona recibiría una cucharadita de agua y una cucharada de leche enlatada a la salida del sol, y agua por la noche. Se compartiría diariamente entre doce personas una lata de 340 gramos de carne de vaca en conserva. Para aminorar el insoportable apiñamiento, todo hombre sin heridas tenía que pasar cada día cinco horas en el agua agarrado del bote o de los cables de salvamento.
Sin embargo, gradualmente empezó la gente a perder de vista las necesidades comunitarias y a pensar en su propia supervivencia. El capitán holandés fue apuñalado por su operador quien subsecuentemente se tiró al agua para morir.
Ahora cada quien luchaba por su propia cuenta. Dado que la gente razonaba que entre menos personas hubiese que consumiesen sus raciones, mayor sería la posibilidad de sobrevivir...empezaron a matarse. Más y más gente desaparecía Una noche hubo veinte de tales desapariciones. Algunos de los que enloquecieron se suicidaron y otros mataron a más personas. Dado que las armas eran pocas, una lata dentada de la carne de vaca en conserva bastaba para cortar la garganta de una confiada víctima. Cuando la situación se tornó más desesperante, algunos de estos crímenes se cometieron ya a la luz del día.
La palabra se compone de dos diferentes palabras griegas: significa y significa La anarquía es una condición donde no hay mandatario sino que todos hacen lo que creen que es correcto ante sus propios ojos. Tal condición es tan deplorable y tan destructiva que hasta es preferible un mal gobierno que no tener absolutamente nada.
En cualquier parte la anarquía es terrible...pero sus crueles efectos pueden apreciarse mejor en el bote salvavidas con los hombres cortándose las gargantas unos a otros con las latas de estaño dentadas.
La palabra griega para ley es Aparece 68 veces en el libro de Romanos. Tal vez podamos resumir la enseñanza tocante a en este libro con estas cuantas breves referencias:
Romanos 5:13:
Romanos 2:13:
Romanos 3:20:
Romanos 4:15:
Romanos 3:21:
Romanos 6:14:
Romanos 7:4:
Romanos 8:3-4:
Romanos 13:8:
LOS CRISTIANOS SON COMO OVEJAS
La analogía del pastor y las ovejas se usa muchas veces en las Escrituras para describir la relación de Cristo con su iglesia.
Jesús dijo en Juan 10:27:
No hay necesidad de corrales para los que se han comprometido a escuchar la voz del Pastor y a seguirlo. Jesús no nos gobierna mediante coerción. No nos obliga a seguirlo por la fuerza.
En una ocasión se regresó una gran cantidad de los discípulos de Jesús y ya no caminaban más con él. Jesús se dirigió a los doce y les dijo (Juan 6:67). ¡No lo hicieron! La fuerza que los detuvo de proceder así, sin embargo, no fue externa. No estaban mediante algún poder externo sino por una fuerza interna.
Nuevamente llamamos su atención a las palabras del apóstol Pedro cuando habló de los que y son Estos individuos no temen decir mal de pues son como animales irracionales en vez de ovejas (II Pedro 2:10-12).
Estos individuos corruptos no oyen ni obedecen a la voz del Pastor. Como animales, deben ser acorralados y restringidos mediante fuerza externa.
Esta es la razón del porqué Dios estableció el gobierno civil. La Ley de Moisés se dio como para conducirnos a Cristo para ser justificados por la fe, pero las leyes humanas se dan para reprimir a los malos y para proteger a la sociedad de la destructiva influencia de la anarquía.
Como ya hemos mencionado, Jesús no usa la fuerza para obligar a la gente a seguirlo, pero los gobiernos humanos sí la usan para controlar a los inconversos e inmaduros. En consecuencia Romanos 13 continúa,
Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; PORQUE NO EN VANO LLEVA LA ESPADA, pues es servidor de Dios, vengador para CASTIGAR al que hace lo malo (Romanos 13:3-4).
El cristiano no está exento de obedecer a las autoridades civiles. Igualmente declara Pablo que nosotros necesitamos (versículo 5). Es decir, no sólo porque tengamos miedo al castigo, sino porque sabemos que es correcto hacerlo.
El siguiente versículo explica que ésta es la razón por qué pagamos los impuestos, pues las autoridades civiles son que atienden los asuntos de la protección de la sociedad.
Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra (Romanos 13:7).
Bajo circunstancias normales el cristiano es un ciudadano ideal. Es respetable, responsable y obediente a las autoridades civiles. Paga sus impuestos sin ninguna intención de cometer fraude contra su gobierno.
En las Escrituras se le instruye:
Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien (I Pedro 2:13-14).
Algunas veces el cristiano fiel también se enfrenta al siguiente dilema. Quiere someterse a toda ordenanza humana por causa del Señor, pero en algunas ocasiones un gobierno civil puede requerir del cristiano algo que está totalmente en contra de la voluntad de Dios.
Por ejemplo, a los cristianos de la iglesia en Jerusalén se les prohibió que predicasen o enseñasen en el nombre de Jesús. En esta instancia Pedro declaró, (Hechos 5:29). Si Dios nos ordena a que prediquemos y los hombres nos dicen que no lo hagamos...tenemos un mandato claro y un ejemplo escritural para la desobediencia civil.
Otros casos tal vez no sean tan claros. Supongamos, por ejemplo, que usted formaba parte de las fuerzas armadas de Argentina y su gobierno le ordenase abrir fuego contra los británicos...o viceversa. Si concluimos que un cristiano puede pertenecer a las fuerzas armadas de su tierra natal, de lo cual se abstendrían algunos creyentes, ¿hay algún punto por lo que este creyente deba rehusarse a obedecer a su gobierno? Si así fuere, ¿dónde está?
Debido a que nosotros los creyentes perpetuamente estamos en diferentes etapas de crecimiento y desarrollo espiritual, se duda que alguna vez tracemos la línea exactamente igual.
En la mayor parte de este libro hemos señalado que la Ley de Moisés fue un ayo para traernos a Cristo para que pudiésemos ser justificados por la fe. Hemos demostrado que en Cristo tenemos rectitud sin la Ley. Somos miembros del reino celestial que funciona sin fuerza y coerción externas. Somos miembros de un cuerpo cuya cabeza es Cristo. Somos ovejas del rebaño cuyo buen pastor es Cristo. Somos ciudadanos del reino cuyo rey es Cristo.
No obstante, es imperativo que evitemos el error de pensar que la ausencia de ley en el reino celestial indique que no deba haber leyes en los reinos de los hombres.
Algún día los reinos de este mundo serán de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (Apocalipsis 11:15)...me temo que hasta ese día habrá la constante necesidad de leyes humanas para restringir a los impíos en la sociedad.
Tengo que coincidir con Voltaire:
Al mismo tiempo, sin embargo, debo concluir que la sociedad está sumamente enferma y hasta que Jesús la sane seguiremos necesitando tanto de nuestras leyes como de los médicos.
1. ¿Por qué no podemos esperar que los impíos vivan como cristianos?
2. ¿Cuándo se justifica que un cristiano se proteja a sí mismo o que defienda sus derechos?
3. ¿En qué forma llegan a ser como animales algunas personas?
4. ¿Cómo deben ser tratadas estas personas?
5. ¿Bajo qué circunstancias pueden cometer hechos de desobediencia civil los cristianos?
6. En Romanos 12:19 se nos dice que la venganza le pertenece a Dios. En Romanos 13 se nos dice que el representante del estado no lleva en vano la espada. Explíquelo.
7. ¿Puede un cristiano ser un buen ciudadano en un país comunista o católico?
8. Dé un ejemplo de
9. ¿Qué clase de comunidad podría funcionar bien sin leyes?
10. ¿Cómo difiere el reino de Cristo de los reinos humanos?