Lección nueve

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LAS PRIORIDADES APOSTOLICAS

Corintios.

La iglesia de Corinto estaba plagada de casi toda clase de problemas. Observe este breve resumen de las dificultades en I Corintios:

División (caps. 1-4).

Inmoralidad (cap. 5).

Litigios ante los tribunales (cap. 6).

Problemas matrimoniales (cap. 7).

Idolatría y hermanos débiles (cap. 8).

Mala relación con los apóstoles (cap. 9).

El peligro de caer (cap. 10).

El papel de la mujer y la cena del Señor (cap. 11).

Los dones espirituales (caps. 12-14).

La resurrección (cap. 15).

El hecho de citar un problema serio no le hace justicia a la tormenta que experimentan los que lo viven. En este breve resumen hemos tocado temas tan delicados, sensibles y variados que Pablo temió una completa rebelión de aquellos que leyesen su carta y que estuviesen envueltos en dificultad.

Su temor se revela en su segunda carta a los Corintios:

Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande es el amor que os tengo (II Corintios 2:4).

...pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida (II Corintios 1:8).

Pablo permaneció angustiado hasta el regreso de Tito, después de haber entregado su primera carta a los Corintios, con buenas noticias de que había sido bien aceptada (II Corintios 2:13).

Pero pasemos a considerar las prioridades apostólicas. El ejemplo de los apóstoles es de suma importancia ya que ellos fueron hombres que Jesús había guiado a toda la verdad (Juan 16:13) y ellos enfatizaron el amor como lo hace Jesús como su prioridad. Por favor lea nuevamente el capítulo 13 de I a los Corintios. Después de haber enumerado los dones espirituales, el amor está expuesto como "un camino aun más excelente" (I Corintios 12:31). El énfasis es muy claro. El amor es más importante que el hablar en lenguas, que la profecía, que la fe o que el conocimiento. Es más importante que cualquier otra cosa y es lo más importante. Es indispensable, invencible y eterno.

Las epístolas pastorales.

Cuando Pablo se despidió con lágrimas de los ancianos de la iglesia de Efeso predijo que entrarían lobos rapaces entre ellos, que no perdonarían al rebaño. Además dijo, que de entre ellos mismos surgirían algunos que hablarían perversidades (Hechos 20:29-30).

Para cuando se escribieron I y II a Timoteo y Tito ya se habían cumplido estas fatales predicciones. Se dejó a Timoteo en Efeso para que no permitiese que se enseñase diferente doctrina. Debía recordarles a todos que el fin último de los mandamientos de Dios era que se amasen unos a otros. Se le advirtió de lo fútil, pernicioso e innecesario de las discusiones y ser ejemplo en su vida y enseñanza de cómo deben comportarse los hombres en la casa de Dios.

El propósito de estas cartas era evitar las disputas en vez de fomentarlas. Sin embargo, nuestro enfoque de las Escrituras causa que, de entre todo, tengamos acaloradas disputas en cuanto a estas mismas cartas que enseñan en contra de los debates.

El cristianismo considera nuestras actitudes de mayor importancia que los asuntos. Por ejemplo, Jesús consideró que la misericordia era lo más importante de la ley (Mateo 23:23). Tal vez nunca concordemos en todos los aspectos en cuanto a ancianos, diáconos, diaconisas y evangelistas, pero sí podemos concordar sobre el amor.

Es dudoso que todos tengamos el mismo punto de vista acerca del trabajo de las mujeres en la congregación, pero todos podemos concordar que la prioridad es el amor. Tal vez en nuestros tiempos una mujer no tenga que jurar quedarse soltera como se nos instruye en I Timoteo 5, pero es de suma importancia que amemos, porque si no amamos, hemos hecho vano y fútil todo nuestro esfuerzo cristiano.

Aunque parezca extraño, los problemas sobre las disputas que enfrentamos en nuestro mundo evangélico se parece al mismo problema que enfrentaron en Efeso. Sin embargo, sin importar los problemas, las prioridades apostólicas siguieron siendo las mismas. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida (I Timoteo 1:5). Si no hemos hecho esto, lo hemos perdido todo; si no hacemos esto, no hace ningún bien entregar nuestro cuerpo para ser quemado o repartir todos nuestros bienes para dar de comer a los pobres (I Corintios 13:3).

Se dice que Charles Schwab, especulador financiero de los años veinte, pagó 75 millones de pesos por el siguiente consejo de siete palabras: "Hágase todo en su orden de importancia". No se puede subestimar el valor de estas palabras en el cristianismo. El atolladero de controversia teológica en nuestro mundo moderno es un resultado de las diferentes prioridades. Casi todos creemos en el Espíritu Santo, pero le atribuimos diferentes prioridades. Algunas denominaciones le dan como prioridad la "santidad"; otras, la "gracia". Algunas exaltan la "cena del Señor" y otras exaltan el "bautismo". Literalmente hay miles de prioridades en el mundo cristiano. Pero tanto Jesús como sus apóstoles fijaron la prioridad en el amor. A Timoteo se le instruyó en una gran variedad de temas, que todos eran importantes para el desarrollo de la iglesia, pero se da prioridad al amor. Otros temas tenían que ser secundarios y debían estar subordinados al amor.

Lea las epístolas pastorales con esta perspectiva y note su énfasis contra la argumentación. Por ejemplo, tome I Timoteo 1:3-7:

Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman.

Los apasionados de la argumentación y el debate casi no tienen energías para alguna otra cosa. Sus prioridades no son alimentar a los hambrientos, arropar a los desnudos, visitar a los enfermos o ivolucrarse totalmente en la religión pura para ayudar a los necesitados. ¡Quieren discutir! ¡Eso es todo!

Para apreciar la magnitud de este problema en Efeso, se ordenó a los hombres a no discutir en sus oraciones:

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda (I Timoteo 2:8).

La palabra que se traduce como "contienda" es la palabra griega dialogismou que algunos la traducen como "disputa". Algunos efesios se sentían tan fuertes en sus puntos de vista en cuanto a algunos temas que hasta en sus oraciones disputaban acerca de ellos. Creían tan importante probar que ellos estaban en lo correcto que hasta llevaban los ruegos y súplicas de sus puntos de vista ante el Padre celestial. Esta es la misma mentalidad que perpetúa el divisionismo en nuestros días y que está totalmente prohibido en la palabra de Dios.

Se ve la prioridad del amor en las cualidades de los líderes de las congregaciones como están en I Timoteo 3 y Tito 1. Los líderes de la iglesia de Dios deben procurar la paz y la unidad. Deben ser irreprensibles, no soberbios, no iracundos, no pendencieros, sobrios, amables y apacibles. Además, deben demostrar que sí pueden gobernar bien su casa, evitando cualquier división familiar y manteniendo en sujeción a sus hijos que no debían estar acusados de disolución o de rebeldía.

Todo el ambiente de las cartas pastorales está impregnado del espíritu de unidad. Jesús oró para que hubiese UNIDAD entre los creyentes en él y los apóstoles debían procurar que se cumpliese dicha oración. Los esclavos debían someterse a sus amos, los hijos a sus padres y las esposas a sus esposos. Los rebeldes corrían el peligro de blasfemar la doctrina de Dios (I Timoteo 6:1).

Los hombres que "idolatraban las disputas" y que contendían acerca de palabras eran perversos y corruptos (I Timoteo 6:5). Su espíritu divisorio se oponía rotundamente al deseo de Jesús sobre la unidad de los creyentes.

I Timoteo 6:20 recomienda evitar las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia. Tal afirmación no era contra los ateos que enseñasen la teoría de la evolución, sino que fue una advertencia contra los religiosos que "lo saben todo". Había, y todavía hay, hombres que tienen una respuesta ya fabricada para cada pregunta teológica. La complacencia de sí mismos y la satisfacción propia nos obliga a mejor evitarlos que confrontarlos.

Efesios.

Recuerde que Timoteo se encontraba en Efeso cuando recibió la carta de Pablo (I Timoteo 1:3); así, nuestras observaciones de las cartas pastorales se reforzarán y se realzarán al analizar la carta a los efesios. ¡Su tema es la unidad! Jesús descendió para UNIR A todos los bandos entre el cielo y la tierra y el amor era algo indispensable para llevar a cabo esta obra (Efesios 1:10).

Note las muchas referencias sobre el amor en Efesios:

Es tanto significativo como interesante recordar que unos treinta años después de que se escribió la Carta a los Efesios, el Señor desaprobó a la congregación de Efeso porque habían abandonado su primer amor (Apocalipsis 2:4).

La principal prioridad de la carta a los Corintios, de las epístolas pastorales y de Efesios fue también la principal prioridad de la ley y los profetas, y la primordial prioridad de todos los que, en todo lugar, se someten a la voluntad de Dios es amar.

Al buscar el establecimiento de nuestras prioridades, sería bueno preguntarse:

Si nuestra principal prioridad es amar a Dios;

si nuestra segunda prioridad es amar a nuestro prójimo;

y, ¿cuál es nuestra tercer prioridad?

Para aquellos de nosotros que deseamos proclamar a Dios es bueno refrenarse de "editar" o "añadir" más contenido a las palabras de Jesús. No existe una tercer prioridad.


Preguntas para reflexionar-Lección nueve.

1. Enliste los problemas de la congregación de Corinto que también se encuentran en las congregaciones actuales.

2. Explique cómo puede solucionar todos estos problemas el amor.

3. ¿Cuál fue la naturaleza de las falsas enseñanzas que debía combatir Timoteo en Efeso?

4. ¿Qué relación tenían los ancianos de Efeso con el problema que hubo allí (también vea Hechos 20:17-38)?

5. ¿De dónde provenía la autoridad de Timoteo? ¿Podemos disponer nosotros de tal autoridad?

6. ¿En qué se parece el cristianismo al matrimonio?

7. ¿Qué pasa cuando una iglesia pierde su primer amor?