Lección uno - El mandamiento fundamental

EL MANDAMIENTO FUNDAMENTAL

Pues el propósito de este mandamiento es el amor...

(I Timoteo 1:5).

El cínico ha dicho: "una cosa que aprendemos de la historia es que la gente no aprende de ella". Si esto fuese cierto, la siguiente referencia a Martín Lutero carecería de significado para usted. Sin embargo, existe una posibilidad exterior de que Dios intervendrá. El ha prometido dar sabiduría a los que se la pidan con fe y abrirles la puerta a los que continúen tocando.

La verdad es que los hombres honestos e intelectuales a veces pueden leer la Biblia y no lograr entender el significado obvio.

Martín Lutero.

Este hombre nació en Eisleben, Baja Sajonia el 10 de noviembre de 1483. Fue un individuo muy inteligente y tuvo el privilegio de tener acceso, no sólo a la Biblia, sino también a los comentarios bíblicos escritos por los principales teólogos de la época. No obstante, es un hecho indubitable e indisputable que por un extenso período de tiempo él nunca entendió la doctrina de la "justificación por fe". Pudo haberla leído en las Escrituras o en los escritos de los padres apostólicos, pero lo más seguro es que ni la creyó ni la entendió.

Es sorprendente y casi increíble que personas inteligentes lean la Biblia y no entiendan algo tan básico como la "justificación por la fe". Pero así ha sucedido. Y el lamentable proceso se repite de alguna forma en cada generación. Las palabras de la Escritura siempre han estado allí, pero sus significados fueron oscurecidos por las tenebrosas sombras del pensamiento tradicional. Cuando por fin se liberó Lutero de las tradiciones de su tiempo, fue usado por Dios para compartir sus discernimientos con el mundo cristiano, y dio lugar a que comenzase una dramática "reforma".

El mundo hoy.

En la actualidad hay más gente inconversa que cuando Jesucristo dio la gran comisión. Si continúa la actual tendencia, la creciente población alcanzará los ocho billones en el año 2010 y casi nadie será cristiano. Hoy, de cada treinta y cinco bebés que nacen en el mundo sólo uno se asociará con el cristianismo. El mundo religioso es un verdadero vivero de controversia y confusión pues continúan surgiendo nuevas denominaciones. En vez de solucionar los problemas, parecemos estar agravándolos. ¿Es remotamente posible que gente tan capaz y tan brillante como nosotros pudiésemos haber pasado algo por alto?

Esta obra es un modesto y sencillo intento de probar que sí hemos omitido algo. En nuestro celoso esfuerzo de agradar a Dios hemos convertido el cristianismo en algo técnico y tedioso. Jesús nunca tuvo en mente que fuese así. El enseñó: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35).

Este concepto es tan básico y tan simple que todo ser humano puede entenderlo sin importar el nivel de educación o de inteligencia. No es sólo "un" mandamiento, sino propiamente dicho, es "el" mandamiento. Es la única característica del cristiano, pero a pesar de todos los intentos y propósitos, lo hemos perdido en un laberinto de controversia y confusión. Las Escrituras explícitamente afirman que el amor es mayor que la fe y la esperanza (I Corintios 13:13). Jesucristo describió el amor como el concepto básico del cual dependían todos los mandatos de Dios (Mateo 22:36-40).

Unas cuantas palabras del autor de la Biblia.

¿Recuerda usted qué respondió Jesucristo cuando se le interrogó sobre el gran mandamiento de la ley? He aquí:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas (Mateo 22:37-40).

En verdad que sí deberían impactarnos estas palabras del autor de la Biblia...pero no cuente con ello. El sutil e inescrupuloso enemigo de nuestras almas tiene la sorprendente habilidad de cegarnos y ensordecernos para que " viendo, no veamos" y "oyendo, no oigamos".

Jamás se olvide que Jesús fue crucificado por estudiosos de la Biblia. La leían, la memorizaban, escribían porciones de ella en los dinteles y postes de sus casas y apretujaban de ella su extensa filacteria. Fielmente contaron cada palabra y cada letra y con diligencia preservaron cada "jota y cada tilde", pero pasaron por alto su concepto básico...el amor.

La misma equivocación se ha repetido en cada generación, y la nuestra no es la excepción. Este es el mensaje que Dios ha estado tratando de comunicarnos desde el principio del mundo, que nos amemos y que no seamos como Caín. El hecho de que hayamos memorizado tales palabras no necesariamente indica que las hayamos comprendido o que las hayamos llevado a cabo.

El nombre del juego.

Hace muchos años un estudiante de secundaria me retó a un juego de ajedrez. Estábamos en un campamento cristiano y un gran número de espectadores nos rodeó para presenciar la competencia. Aunque yo apenas empezaba a tener nociones del juego, por lo menos entendía cómo debían moverse las piezas. Apenas íbamos en la cuarta jugada cuando él me miró e irónicamente dijo: "jaque mate". ¡Quedé estupefacto! ¡Ni siquiera había perdido yo una pieza! Mis peones se encontraban alineados y mis piezas más poderosas se encontraban serenas esperando el ataque...pero ya había perdido el juego. Su reina había penetrado diagonalmente por un hueco de mi defensa y mi rey quedó atrapado. "Eso se llama `mate al pastor' manifestó, radiante de alegría", y yo, me retiré de la confrontación para reponerme de la derrota y meditar en lo sucedido.

Era juego de ajedrez. Estaba tan inmerso en lo trivial que descuidé lo más importante. Pude haber permitido que me quitaran cualquier otra pieza y todavía hubiese tenido más oportunidad, pero cuando el rey muere todo termina.

En el cristianismo, el juego se llama "amor". Es el mandamiento fundamental del cual dependen todos los demás. El diablo puede permitirnos el privilegio de ser fieles a toda la doctrina bíblica excepto al amor, y todavía tener él la posibilidad de ganarnos. Pero cuando amamos como lo ordenó Jesús, Satanás sabe que todos se darán cuenta de nuestra relación con la deidad. Cuando formamos una unidad, como lo pidió Jesús en su oración, sabe que todos creerán. El juego se llama amor y el inescrupuloso enemigo de la verdad está combatiendo arduamente para tenernos sepultados en el mohoso pajar llamado "verdades bíblicas por descubrir".

El ejemplo de Efeso.

...habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros... (Efesios 1:15-16).

Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor (Apocalipsis 2:4).

A partir de aquí hasta el final de esta lección estaremos reflexionando sobre la iglesia de Efeso. Quizá el análisis de sus problemas nos ayude a discernir los nuestros.

Antes que nada, regresemos a lo básico. Recuerde que la esencia del cristianismo es el amor. Por esto, todos habrán de saber que pertenecemos a Jesús. Es la base para lanzarnos a evangelizar a fin de que el mundo crea. Ya que fuimos incapaces de alcanzar este amor por nosotros mismos, él determinó implantar su Espíritu Santo en nuestros corazones para que podamos mostrar ese amor. Recuerde, el fruto del Espíritu es amor (Gálatas 5:22).

Dondequiera que exista este amor habrá evangelismo.

Este amor existió en la iglesia de Jerusalén, y hubo evangelismo allí. La unidad de los creyentes y su mutua generosidad fue como una ciudad asentada sobre un monte, que no podía esconderse. Sin duda alguna, existe estrecha relación entre este hecho y la observación del sumo sacerdote de que Jerusalén estaba llena de la doctrina de Jesús (Hechos 5:28).

También hubo amor entre los santos de Efeso...e igualmente hubo un tremendo alcance evangelístico allí. En realidad, mientras estuvo allí Pablo, todos escucharon la palabra del Señor Jesús, tanto judíos como griegos (Hechos 19:10).

Yo creía que la generosidad de los cristianos de Jerusalén fue un fenómeno único que jamás se volvió a experimentar. Ahora me inclino a creer que fue la norma en vez de la excepción. El cristianismo es tan revolucionario que, cuando una persona alcanza la temperatura espiritual que debe tener, todos piensan que tiene fiebre. Por favor no se ande por las ramas en cuanto a estar a favor o en contra del comunismo, puesto que los primeros cristianos no practicaron el comunismo. Lo que sí hicieron fue amar a sus vecinos tal cual ellos querían ser amados. La regla de oro tiene aplicación universal. Querremos ver en el cielo a quienes amamos como nos amamos a nosotros mismos, así que, hablémosles de Jesús. Si deseamos ver bien arropados y protegidos a quienes amamos como nos amamos a nosotros mismos, entonces, compartamos nuestros bienes con ellos. Así de simple es la esencia del evangelio.

Una advertencia a los ancianos de Efeso.

La simplicidad del evangelio estaba a punto de corromperse en la iglesia de Efeso, así que Pablo puso sobre aviso a los ancianos de ese lugar:

Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos (Hechos 20:29-30).

No importa lo que pasase, los ancianos de Efeso no debían perder de vista la importancia básica de amarse unos a otros. Considere las palabras finales de Pablo:

Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir (Hechos 20:33-35).

En Apocalipsis 2:4 se nos revela que la iglesia de Efeso había perdido su amor. Las cartas de Pablo a Timoteo nos ayudan a entender cómo y por qué.

Un repaso de I Timoteo.

Esta carta trata directamente con la iglesia de Efeso. Timoteo se quedó allí con el propósito de mandar a algunos que no enseñasen diferente doctrina (I Timoteo 1:3). La naturaleza de esta "diferente doctrina" está revelada en la carta.

Ruego a usted no vaya a ofenderse con mis opiniones en cuanto a esta "doctrina diferente". Reconozco que mis puntos de vista sólo son opiniones, pero le pido con todo respeto que me disculpe.

La esencia del evangelio es el amor. Estoy convencido que algunos perdieron de vista ese objetivo cuando debatían puntos doctrinales. Mi convicción se acrecenta cada día más y más que el problema que actualmente enfrentamos en el cristianismo es idéntico.

Por favor note que Pablo, en su introducción, le recuerda a Timoteo: "EL PROPOSITO DE ESTE MANDAMIENTO ES EL AMOR NACIDO DE CORAZON LIMPIO, Y DE BUENA CONCIENCIA, Y DE FE NO FINGIDA..." Sigue diciendo luego que de ello se "DESVIARON ALGUNOS" a "VANA PALABRERIA" (I Timoteo 1:5-6).

El "fin" o "propósito" de todos los mandamientos de Dios es el amor. Los mandamientos no son un fin en sí mismos, sino son el medio para alcanzar el fin deseado; y el propósito fundamental o la meta de cada mandamiento de Dios es el amor. Cuando usted le ordena a su hijo que se pare en algún rincón por haberse peleado, su deseo principal no es que él se quede parado allí para siempre. Es sólo un medio para ayudarle a entender la importancia de amar a su hermano. Cuando Dios ordenó que fuesen ofrecidos sacrificios de animales, su razón principal era enseñarnos a amar. Si se llegaba al altar todavía con resentimientos contra sus hermanos, quedaba frustrado el propósito de Dios (Mateo 5:23-24; 9:13; 12:7; Oseas 6:6).

Aquellos que están obsesionados sólo con los aspectos técnicos de los estudios bíblicos tendrán muy poco o nada de tiempo para alimentar a los hambrientos o para vestir a los desnudos. Sus portafolios están repletos de genealogías, disputas excesivas y desviaciones a vana palabrería. Tal acercamiento es una total blasfemia a la doctrina de compasión y preocupación personificada en Jesús.

Cuán vívidamente recuerdo un caso hace años cuando a un condiscípulo que me antecedió se le pidió que orase en una reunión de la iglesia. La gente pertenecía a una denominación distinta a la de él, y se sintió obligado a orar elocuentemente. El pensaba, naturalmente, que estaban equivocados y sintió una fuerte responsabilidad de corregirlos por medio de su oración...en esa única oportunidad que se le presentó. En ese momento me sentí orgulloso de él, pero ahora me avergüenzo. Esta mentalidad era idéntica a la de los que causaban problemas en Efeso la cual está prohibida de forma tajante en I Timoteo 2:8: "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda".

Mi limitado vocabulario no es el adecuado para describir propiamente la importancia del amor fraternal en la iglesia de Cristo. Con esto en mente, por favor lea nuevamente las cartas a Timoteo. Una de las peores cosas que le puede suceder a una iglesia es estar envuelta en controversia. La iglesia de Efeso se encontraba así, y Timoteo se quedó allí para corregir esa situación. La unidad y la armonía de los creyentes es más importante que los derechos de los esposos o las esposas, los padres e hijos, los patrones o amos, y los siervos o trabajadores y empleados. La unidad es el tema primordial de la carta a los efesios y está ligada con todas las cartas de Pablo a Timoteo. No sólo trata directamente con la meta de la vida cristiana, sino que es esencial para la evangelización. Las epístolas no están impregnadas de evangelismo, sino de amonestaciones a la unidad y al amor. La unidad y el amor son inseparables, no se puede tener el uno sin el otro.

Recuerde, lo que Dios quiere para nuestras vidas es el amor nacido de corazón limpio. Es el propósito fundamental de todos los mandamientos de Dios. Puede ser que usted hable lenguas humanas y angélicas, que tenga el don de la profecía y entienda todos los misterios y toda ciencia, y tener toda la fe de tal manera que traslade montañas, pero si no tiene amor no vale nada (I Corintios 13:1-2).

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros (Juan 13:35).

Preguntas para reflexionar -Lección uno.

1. ¿Qué fue lo que impidió que la gente del oscurantismo aceptase la justificación por fe?

2. ¿En verdad es el amor el mandamiento fundamental o puede usted pensar en que haya algo más básico?

3. ¿Es el punto más enfático en su congregación el amor que puede detectarlo cualquier visitante?

4. ¿Qué hizo que la iglesia de Efeso perdiese su primer amor?

5. ¿Es más importante el evangelismo que la benevolencia?

6. ¿Enseñan las Escrituras que es mala toda disputa?

7. ¿Siente usted que el mundo cristiano ha enfatizado bien el amor?

8. ¿Qué medidas podemos tomar para que las futuras generaciones de creyentes se amen unos a otros?

9. Suponiendo que usted fuese Satanás, ¿cómo impediría que los cristianos se amasen unos a otros?

10. ¿Puede alguien hablar en lenguas y no tener amor?

Lección dos