¿QUIEN ADMINISTRA LA IGLESIA?

...Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas,... mas no así vosotros... (Lucas 22:25-26).

Los discípulos tuvieron muchas disputas en cuanto a su grandeza y autoridad. Esperaban un reino terrenal y procuraban ocupar lugares ya fuese a la derecha o a la izquierda del trono.

Debido a ello, frecuentemente les recordó Jesús que su reino no era de este mundo. La iglesia de Jesucristo se caracterizaría por un radical y revolucionario concepto de autoridad. Tenía que ser totalmente diferente a la manera como funcionaban los gobiernos humanos. Sin embargo, la iglesia debía ser administrada y los hombres debían influir, pero no sería al estilo pagano. Jesús expuso que la grandeza de alguien se asociaría con el servicio. En la última cena demostró esta profunda lección al ceñirse una toalla y lavar los pies de sus discípulos. Les preguntó: "¿Sabéis lo que os he hecho?" Lo simbólico del lebrillo y la toalla representan un concepto muy importante para el cristianismo. La grandeza de alguien y el servicio están inseparablemente relacionados. Específicamente se prohíbe a los dirigentes cristianos tener "señorío" sobre los que están a su cuidado (I Pedro 5:3).

Después de haber dicho lo anterior, regresemos a nuestra pregunta: "¿Quién administra la iglesia?" Casi todos estarán de acuerdo que Jesús es la cabeza de su cuerpo, la iglesia, y que se le ha dado toda potestad tanto en el cielo como en la tierra (Mateo 28:18-20; Colosenses 1:15-23). Sin embargo, ya que Jesús está sentado a la derecha del Padre, alguien tiene que tomar algunas decisiones en la congregación.

¿Ah, sí? ¡He allí el conflicto! ¿Quién maneja a la iglesia? ¿Es el pastor o son los ancianos? ¿Es el "consejo oficial" o la congregación? ¿Es un evangelista errante o alguien que radica en la comunidad? ¿Son los hombres que piensan que lo hacen o las mujeres que se reúnen los martes a hacer bordados?

La iglesia es un cuerpo.

Desde el principio debe recordarse que la iglesia de Jesucristo es un cuerpo, no un negocio. Es un "organismo", no una "organización". El cuerpo no es un miembro, sino muchos. Es un equipo constituido por individuos unidos en Cristo y dirigidos específicamente por él. Dios no es autor de confusión, sino de paz. Cuando hay confusión en el cuerpo de Jesucristo es evidente que alguna influencia totalmente opuesta a Dios se ha ejercido en él.

Es por ello que a Pablo le preocupaba mucho la influencia divisionista en la iglesia de Corinto. Hasta sus reuniones estaban influyendo negativamente, al grado de que "no se congregaban para lo mejor, sino para lo peor" (I Corintios 11:17). Para corregir esta horrenda situación Pablo les recordó que: ...hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo (I Corintios 12:4-6).

El cuerpo se compone de muchos miembros. Cada uno tiene diferente diseño y función para complementarnos mutuamente para el bien de todos. No hay órgano atrofiado en el cuerpo de Cristo. Cada miembro tiene su función y fue añadido al cuerpo de Cristo con un propósito.

Una manera más excelente.

En medio de la discusión acerca de los "dones", los "ministerios" y las "operaciones", Pablo se detiene para recordarles a sus lectores acerca del amor. Es posible que una iglesia manifieste todos los dones espirituales y todavía se caracterice por una terrible confusión (Apocalipsis 2:1-4). El amor es más importante que hablar en lenguas angelicales o estar involucrado en los misterios proféticos. Es más importante que una fe que obre milagros o ser martirizados en bien de otros. Es el catalizador divino que estimula a cada miembro a funcionar armónicamente con Jesús y con sus semejantes.

El amor es sufrido: obra para que seamos pacientes unos con otros, sin murmuraciones.

El amor es benigno: promueve la salud en los cuerpos de los demás.

El amor no tiene envidia: nos mantenemos contentos con nuestro trabajo.

El amor no es jactancioso o no se envanece: no da lugar a la mala voluntad o al caos y la anarquía.

El amor no hace nada indebido, no busca lo suyo y no se irrita: cosas que nos llevan a ofender a nuestros hermanos en Cristo.

El amor no demanda sus derechos, no es irritable o enojón.

El amor no guarda rencor ni contempla con satisfacción perversa los errores de los demás.

El amor hace que seamos fieles unos a otros, que creamos unos en otros, que esperemos lo mejor unos de otros y que nos aguantemos mutuamente.

El amor nos permite soportar todo lo que venga.

Una multitud de consejeros.

Porque Dios amó tanto al mundo que no envió un comité.

Jesús no escogió sólo a un apóstol que lo representase sino a doce. Cada iglesia en las Escrituras parece tener una pluralidad de líderes. Antioquía tenía cinco profetas y maestros (Hechos 13:1). Pablo y Bernabé constituyeron ancianos en cada iglesia (Hechos 14:23). A Tito se le instruyó que estableciese ancianos en cada ciudad (Tito 1:5). La iglesia de Filipos tenía "obispos y diáconos" (Filipenses 1:1). La iglesia de Jerusalén tenía ancianos (Hechos 11:30) y también la iglesia de Efeso (Hechos 20:17), etc.

El principio del sistema judicial es que cuando se multiplican criterios, hay la posibilidad de cometer menos errores. Esto parece concordar con una declaración de Proverbios: "Donde no hay dirección sabia; caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad" (Proverbios 11:14).

Estas y otras consideraciones han hecho que muchos crean ridículamente que el tener comités es "escritural" y que conferirle autoridad a alguien "no es ni escritural ni sabio".

La immensidad de nuestro error está resumido en el mordaz comentario inicial: "Porque Dios amó tanto al mundo que no envió un comité". La iglesia que se muere por querer tener un comité, está condenada a ser enana. Esta idea es tan irracional y sobrevive en la iglesia sólo porque nos han lavado el cerebro para creer que es "escritural".

Regresemos a Proverbios para considerar qué se quiere decir con la "multitud de consejeros". Primeramente debemos hacernos las preguntas más obvias y elementales: ¿Quién habla? ¿A quién se habla? y ¿Bajo qué circunstancias?

Salomón fue quien escribió la mayoría de los Proverbios. Fue rey y tuvo poderes muy amplios. Podía ordenar que se diese muerte a su hermano o que un bebé fuese despedazado y nadie podía impedirlo. Tenía poder para involucrar en guerra a toda la nación o de rendirse incondicionalmente ante un enemigo. Bajo tales circunstancias era sabio que el rey se rodease de hombres inteligentes. Antes de un enfrentamiento debía tener toda la información más reciente y el consejo sabio de los más expertos en cuanto a batallas. Sin embargo, ya una vez aconsejado, la decisión era suya. Hay una gran diferencia entre "una multitud de consejeros" y "una multitud de votantes". Salomón no era el presidente de una democracia o el gerente de una gran corporación... sino rey.

Individuos contra comités.

Tengo cinco niños en mi familia. El penúltimo le lleva ocho años al menor, y el mayor le lleva quince años. Mi experiencia ha sido que una sola persona puede cuidar mejor al de ocho años que un grupo. Si yo quería que él se acostase a las 9:00, sólo le pedía a uno de sus hermanos o hermanas que se encargase de él. La responsabilidad de todos a veces se convierte en la responsabilidad de nadie. Es difícil recompensar o perseguir a un grupo o pandilla.

El mismo principio se aplica a la iglesia. Tal vez una persona sola no pueda mover un piano pero sí puede responsabilizarse de que lo muevan. Si la responsabilidad va a dar a sus manos, puede reunir las fuerzas o el equipo necesario para hacer ese trabajo. Por otro lado, por naturaleza, es difícil y dudoso manejar a un comité. Los temperamentos fuertes de las distinas personas imposibilitan la efectividad y los dominantes algunas veces usan al comité como pretexto para sus venganzas personales.

No es ir contra las Escrituras asignarle responsabilidades grandes a un individuo. Dios lo hizo así con Moisés, Josué y con todos los jueces. Así procedió él en la época de los profetas hebreos y todavía funcionaría en la actualidad.

El concepto es compatible con la pluralidad de líderes que vemos en la iglesia novotestamentaria. Sin embargo, existe una gran diferencia entre tener once jugadores en un equipo de fútbol que once porteros. Ello nos lleva nuevamente al inicio de esta lección. El reino de Cristo no se debe administrar como lo harían los gobernantes de las naciones. La grandeza de alguien y su autoridad no deben conferirse por medio de títulos y posiciones, sino por el ministerio y el servicio. Un ministro joven me dijo: "Los ancianos de mi iglesia tienen toda la autoridad y ninguna responsabilidad y me han dejado toda la responsabilidad sin nada de autoridad". Esta es precisamente la clase de liderazgo que prohíben las Escrituras.

I Corintios 12:28 y otros pasajes escriturales enseñan que Dios puso "los que administran" en la iglesia. La palabra griega para "los que administran" es "Kubernesis". Se usa en Hechos 27:11 señalando al piloto que dirigía una nave. Este hombre era responsable de la embarcación y de las doscientas sesenta y seis personas a bordo. Cuando era hora de izar velas o elevar anclas, no tenía que citar a una junta de consejo o pedirles a todos los pasajeros que levantasen la mano. La dirección de tal embarcación implicaba la toma de muchas decisiones importantes y rápidas y sólo el experimentado capitán era el hombre adecuado para tomar tales decisiones.

Una razón por qué muchas iglesias "modernas" no necesitan que alguien ejerza su don de administrar o gobernar es porque no se dirigen hacia ninguna parte. Mientras la embarcación a Sión permanezca anclada, se pueden posponer los asuntos para la próxima reunión. Sin embargo, usted, una vez liberado y activo en el trabajo de Dios, necesitará guía y dirección...y tal vez no tenga tiempo de convocar al comité.

Bernabé y Saulo.

...dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado (Hechos 13:2).

Se debe decir algo en cuanto a los discípulos de Jesús trabajando por parejas. El Espíritu Santo no dijo que se le apartase a Bernabé o a Saulo solamente, sino a Bernabé y a Saulo. Como usted recordará, en ocasiones, Jesús envió a sus discípulos de "dos en dos". Esto no evitaría que individuos como Timoteo o Tito recibiesen encomiendas, pero sí nos muestra cómo trabaja el Espíritu Santo.

Si el poder corrompe, el poder absoluto corromperá en forma absoluta. Esto se ilustra muy bien en la vida del recién desaparecido Jim Jones. Este mesías a su estilo, disputador sobre las Sagradas Escrituras, cautivó tiránicamente la mente de sus seguidores. Como un cáncer maligno, este poder corrompió su mente tanto que creyó que todo le pertenecía para abusar o usar a su antojo. No creía que sus seguidores tuviesen algún derecho sobre el dinero, sus cuerpos o aun sobre sus vidas. Más de novecientas personas murieron en una combinación de suicidio y repugnantes asesinatos en las junglas de Guyana. Este individuo fue jesuita, afirmación que estoy dispuesto a probarla.

Trabajar en parejas puede atenuar algunos peligros que se presentan trabajando solo. Como los dos cables esenciales para completar un circuito eléctrico, dos personas pueden proporcionar tanto un acercamiento negativo como uno positivo para que cada una trabaje a toda su capacidad.

Diótrefes y los nicolaítas.

Diótrefes se distingue en la Biblia porque le gustaba tener el primer lugar (III Juan 9). Parloteaba con palabras malignas contra los apóstoles y no recibía a los hermanos. Expulsaba de la congregación a quienes él quería y demostraba con su actitud que no pertenecía a Dios.

Puede ser que la doctrina de los nicolaítas estaba relacionada con la conducta de Diótrefes. "Nicolaítas" viene de nikao que quiere decir conquistar o vencer y laos que quiere decir gente.

Jesús vino a servir, no a ser servido. Alguien lo ha comparado con Alejandro el Grande por esta asombrosa similitud entre ellos. Alejandro el Grande conquistó el mundo a los treinta y tres años y esto lo mató. Jesús conquistó el mundo a los treinta y tres y éste lo mató. Lo esencial es nuestro compañerismo con la gente. Aquellos que "gobiernan" a los hombres no quedarán impunes ante Dios.

Conclusión.

¿Quién administra su iglesia? ¿Es el ministro? ¿Son los ancianos? ¿Es el consejo? ¿Es la congregación? Hasta ahora hemos procurado demostrar que en nada ayuda el legalismo para formarse una conclusión adecuada, y nuevamente la pregunta frente a nosotros no es la excepción.

Legalistamente hablando, creo poder presentar un mejor caso en cuanto a la autoridad de Pablo que usted de su pastor o del consejo. Pablo fue un apóstol de Cristo y sus credenciales impresionan. Sin embargo, no usó su autoridad para gobernar a la gente. "Rogó mucho" a Apolos que visitase con los hermanos a los de Corinto. ¡Apolos no lo hizo! (I Corintios 16:12). Sin rencor o amargura Pablo simplemente dijo: "...pero irá cuando tenga oportunidad". Pablo prefirió "rogar en amor" a Filemón, por su amado hijo Onésimo, engendrado en sus prisiones, en vez de ordenarle algo (Filemón 8-10). Fue tierno, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos, con los de Tesalónica. Los amaba tanto que estaba dispuesto no sólo a entregarles el evangelio sino hasta dedicarles su vida (I Tesalonicenses 2:7-8). A los de Corinto plantea el contraste entre un maestro y un padre. Podían contratar a diez mil instructores que, desde luego cobrarían sus sueldos, pero Pablo los amaba como lo hace un padre. Les rogó que imitasen esta clase de amor (I Corintios 4:14-16).

En vez de que usted espere su autoridad frunciendo los labios, permítame sugerirle que se ciña una toalla, ponga agua en un recipiente y empiece a servir. La gente de su calle está desesperada y solitaria. Están como ovejas sin pastor. Cuando visiten su congregación no les importará "quién la administra", sino si se aman unos a otros. Esto es lo que les importará más.

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros (Juan 13:35).

Preguntas para reflexionar-Lección diez.

1. ¿Por qué pensaron los discípulos que Jesús fundaría un reino terrenal?

2. ¿Otorgó Jesús más autoridad a algunos que a otros de sus apóstoles?

3. ¿Es grande Jesús por lo que es o por lo que hizo?

4. ¿Por qué hay comités en las iglesias denominacionales?

5. ¿Sería "antiescritural" que las iglesias funcionen sin comités?

6. ¿A qué se refieren las palabras "los que administran" en I Corintios 12:28?

7. ¿Cómo obstaculiza nuestro orgullo para aprender de gente más sabia que nosotros?

8. Los discípulos eran libres de abandonar a Jesús (Juan 6:67). Discútase.

9. ¿Cómo es que hay cristianos que "señorean" sobre los demás?

10. ¿Cómo puede una iglesia cambiar su liderazgo "autoritario" por uno basado en el "servicio"?

Lección once