LOS DOS PACTOS

Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos... (Gálatas 4:22-24).

El Antiguo Testamento (pacto).

Los primeros 39 libros de la Biblia no son el Antiguo Testamento. Nunca lo han sido y ni lo serán. No presumo saber cómo se inició este concepto erróneo tan popular y por qué se apoyó tanto. Las Escrituras señalan que el antiguo testamento es los diez mandamientos. Lo demostraré con lo siguiente:

El antiguo pacto o testamento era los diez mandamientos. El Antiguo Testamento:

-no vivificaba (Gálatas 3:21)

-ministraba muerte (II Corintios 3:7)

-condenaba (II Corintios 3:9)

-fue sombra de los bienes venideros (Hebreos 10:1)

-fue nuestro ayo para conducirnos a Cristo (Gálatas 3:24)

El Nuevo Testamento (pacto).

El Nuevo Testamento no es los 27 libros de la Escritura que conocemos.

Ismael e Isaac.

La carta a los Gálatas se distingue por no elogiar en lo más mínimo. Aun a los corintios, Pablo no tuvo mucho qué decirles antes de tratar sus múltiples problemas. Sin embargo, a los gálatas les extiende un cordial saludo antes de tratar de lleno lo que él llama "un evangelio diferente". Prosigue luego a explicarles que no es otro evangelio sino la perversión del evangelio de Cristo (Gálatas 1:1-8).

Al estudiar la carta se disipa toda duda tocante a la naturaleza de este evangelio. ¡Era un legalismo! Persistir en esa perversión traería como consecuencia el desligamiento de Cristo y de la gracia (Gálatas 5:4).

La dramática distinción entre estos dos criterios religiosos en Galacia tal vez no podían verse fácilmente. Es muy probable que Ismael e Isaac fueron muy similares en su apariencia. Puesto que ambos eran hijos de Abraham, no dudamos que se parecían a él. Tal vez vistieron, comieron y vivieron de forma parecida. Pero eran distintos.

Los maestros que llegaron a Galacia tal vez usaron términos bíblicos y profesaron la misma lealtad a Jesús como lo hacía Pablo. Sin embargo, eran diferentes.

Pablo, para hacer notar esta diferencia, se refirió a Ismael e Isaac. Representan dos religiones y estilos de vida distintos. Tenían un mismo padre pero madres distintas. Uno, nació de la esclava según la carne. Mas el de la libre, nació según la promesa. Uno trae esclavitud... el otro, libertad. Uno, lo llevaría a perseguir a los que no están de acuerdo con usted. El otro, tiene "muchos hijos" a pesar de las circunstancias desfavorables.

"Ismael" significa "Dios oye". Así fue llamado por el ángel del Señor que oyó los clamores de Agar, su madre. Dios les había prometido un hijo a Abraham y a Sara, pero a ésta ya se le había pasado la edad de concebir. Consideraron que ya era "muy difícil" (Génesis 18:14) para Dios cumplir su promesa, así que empezaron a manipular las cosas para que la promesa se cumpliese por sus propios medios.

Antes de que Ismael naciese, se predijo que sería "hombre fiero". "Su mano será contra todos, y la mano de todos contra él" (Génesis 16:12).

Así fue la naturaleza de los legalistas que llegaron a Galacia. A raíz de sus enseñanzas venían las enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías y envidias (Gálatas 5:20-21). Un maestro es conocido por sus frutos. No se recogen uvas de los espinos ni higos de los abrojos.

Ismael era esclavo nacido de una esclava. Su servidumbre fue típica a la experimentada por los judaizantes. Cada vez que pensaban en el Amo se postraban con temor. Trabajaban bajo un yugo muy pesado que ni ellos ni sus ancestros pudieron llevar jamás.

Ismael nació según la carne. Su nacimiento no lo produjo la gracia o algún milagro. También esto fue característico de la perversión legalista de la verdad, que insistió que el hombre podía ser perfecto mediante la carne (Gálatas 3:3).

Isaac correspondió al ministerio de Pablo. Su nombre significa precisamente "risa". En Pablo no existió la opresiva mentalidad de esclavitud, sino un Espíritu de adopción que le permitía exclamar "Abba, Padre".

En Isaac o en Pablo no hubo ese espíritu de contención o de rivalidad que hiciese que la gente se "mordiese o se comiese" (Gálatas 5:15). Más bien hubo amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

Las enseñanzas de Pablo fueron más productivas porque la gente responde mejor a una fiesta de amor que a una pelea: "... Porque más son los hijos de la desolada..." (Gálatas 4:27). La iglesia en la que prospera el debate está condenada a ser una iglesia enana.

El Siglo I.

Como se ha señalado ya, esta dicotomía básica de los pactos, una vez sugerida, puede verse fácilmente a través de todas las Escrituras.

Después de haberse escrito el canon antiguotestamentario, muy bien pudo haber sido Santiago el primer libro inspirado que se escribió. Una indicación de ello puede ser el uso de la palabra "sinagoga" en Santiago 2:2 (opción que da la Biblia de las Américas). Los cristianos judíos de la dispersión todavía se reunían en las sinagogas cuando Santiago escribió. Note los contrastantes criterios en el comportamiento en la iglesia y el fruto que debían producir:

Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz (Santiago 3:12-18).

Recuerde que la marca distintiva del cristiano es el amor. En esto conocerán todos que somos discípulos de Cristo.

Esta misma característica mencionada por Santiago es la base para entender el concilio de Jerusalén en Hechos 15. Los legalistas que representaban a Ismael procedían de Judea y enseñaban: "Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos". Sin duda, estos son los "falsos hermanos" que Pablo menciona en Gálatas 2:4. Se introdujeron a escondidas en la iglesia primitiva para perpetrar su ética esclavizadora. Los personificados en Isaac tenían que soportarlos en amor, solícitos en guardar la unidad que el Espíritu había creado (Efesios 4:3).

La influencia de estos malvados maestros no sólo se sentía en Antioquía y Jerusalén, sino por todo el mundo Mediterráneo. Eran los pervertidores del evangelio de Gálatas 1:6-9; los falsos apóstoles de II Corintios 11:13; los lobos rapaces de Hechos 20:29; los juzgadores en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo de Colosenses 2:16; los disputadores de I Timoteo 1:4, y los que causaban divisiones de Tito 3:10-11.

Su naturaleza siempre reflejó la influencia de Satanás, aunque variaban las circunstancias y los tiempos:

Jesús dijo: "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:20). La mejor forma de determinar la naturaleza de un árbol no es mediante las hojas o la textura de su madera, sino por su fruto. De la misma manera se determina la verdadera naturaleza de un maestro. Dios no es autor de confusión, sino de paz. Como escribiese Santiago: "El fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz" (Santiago 3:18). Los que "reflejan" amor revelan la naturaleza del Espíritu Santo que llevan dentro. Los que crean anarquía y confusión entre los creyentes reflejan la ausencia del Espíritu.

El Siglo XX.

No ha habido otra época en la historia del cristianismo en que hayan estado más divididos los creyentes de Jesús. Ya que al hombre le parece recto todo camino suyo (Proverbios 21:2), seguimos encubriendo nuestros problemas con la pervertida idea de que si tan sólo nos oyesen los demás, la unidad aparecería milagrosamente. Como ya he afirmado antes, ésta no es parte de la solución sino del problema. No es el momento de inspeccionar a los hermanos buscando a los divisionistas, sino de examinar nuestros corazones.

Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? (II Corintios 13:5).

Si Jesucristo está en nosotros, reflejaremos su naturaleza y produciremos su fruto. Amaremos a nuestros enemigos y bendeciremos a los que nos maldicen (Mateo 5:44). Haremos bien a los que nos aborrecen y oraremos por los que nos ultrajan y nos persiguen. Así demostraremos nuestro nacimiento en la familia real de Dios. De esta manera sabrán todos que somos discípulos de Cristo, por amarnos unos a otros.

¿Cuántas veces?

En una ocasión Pedro preguntó a Jesús: "¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?"

Jesús le contestó: "No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete" (Mateo 18:22).

El legalista basa sus acciones y su entendimiento en algún concepto de la ley. A manera de ilustración, supongamos que Jesús estuviese de acuerdo con Pedro en sólo perdonar siete veces a un hermano. Este no es el fin del problema sino el principio. En seguida viene la problemática en cuanto a qué se considera un "pecado" contra ti (Mateo 18:15). ¿Qué hay acerca de un insulto verbal que no causó o pérdida económica o heridas físicas? ¿Qué hay de una aventura de negocios que sí me afecta económicamente? ¿Qué hay respecto al olvido de informarme de alguna oportunidad que hubiese hecho feliz y hubiese prosperado a mi familia?, etc., etc., etc. Luego enfrenta usted el mero problema práctico de "quién" será el que juzgue qué y cuántas ofensas realmente fueron. Lo que considero que es sólo una ofensa, el ofendido puede considerarlo como dos o tres.

El concepto legalista total está atestado de controversia. Nos saca de un ambiente familiar tranquilo a una planicie torrencial donde, como Ismael, siempre estaremos envueltos en conflicto.

El amor trasciende todas estas dificultades al despojarse de todo derecho personal. Jesús estaba más preocupado en salvar a sus enemigos que en condenarlos. Por esto prefirió humillarse para que ellos pudiesen ser exaltados. Se hizo pecado para que ellos fuesen libertados del pecado (II Corintios 5:21). En este contexto las Escrituras enlazan: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Filipenses 2:5).

Tal mentalidad es tan sobrenatural que sólo puede proceder de Dios al igual que Isaac. Ninguna persona incorregible puede desarrollar tal amor sin el Espíritu Santo como tampoco podía concebir Sara en una matriz muerta.

Tres mil personas murieron por su rebelión (Exodo 32:28) en el monte Sinaí cuando se confirmó el primer pacto. Fue y sigue siendo un pacto de muerte (Hebreos 8:13; II Corintios 3:6-16). Por su sumisión (Hechos 2:41), se salvaron tres mil personas cuando se instituyó el segundo pacto el día de pentecostés (Hechos 2:36-41). Fue y sigue siendo un pacto de vida (II Corintios 3:6). Es paradójico, pero cierto, que algunos preferirán someterse a la muerte en vez de a la vida o a la esclavitud en vez de a la libertad.

El primer pacto comenzó con palabras santas grabadas en piedra y con lugares santos erigidos por el hombre. Trataba de hacer que el hombre se amoldase al modelo divino mediante amenazas de castigo y presión externa. ¡No funcionó! El nuevo pacto empezó con el Verbo de Dios manifestado en carne y su único templo es el corazón contrito y humillado de los que lo reciben por fe. ¡Aleluya, eso sí funciona! Lo que la ley no pudo hacer en la carne, debido a su debilidad, los que caminan en el Espíritu ahora sí lo han logrado. No somos adaptados o amoldados...sino transformados.

Sin embargo, cuando nos enfrentamos a las frustraciones de la vida, todavía tenemos la mismísima tentación de planear el nacimiento de Ismael. Las normas humanas y las regulaciones legales tienden a hacernos sentir seguros. Aunque largas listas de "no manejes, ni gustes y ni aun toques" parezcan tener cierta reputación de sabiduría en promover el culto voluntario y en humildad, las Escrituras categóricamente afirman que éstas carecen de valor alguno contra los apetitos de la carne (Colosenses 2:23). La solución a los problemas mundanos no se encuentra en la ley...sino en el amor.

Y manifiestas son las "obras" de la carne... mas el "fruto" del Espíritu es amor. Las "obras" son resultado de nuestros esfuerzos... el "fruto" viene del poder de Dios.

Por esto conocerán todos que somos discípulos de Cristo, si nos amamos los unos a los otros.

Preguntas para reflexionar-Lección cuatro.

1. ¿Qué son los primeros 39 libros de la Biblia si no son el Antiguo Testamento?

2. Si los últimos 27 libros de la Biblia a los cuales nosotros llamamos el Nuevo Testamento no son el Nuevo Testamento, entonces, ¿qué son?

3. ¿Por qué es tan importante conocer la naturaleza de los pactos?

4. ¿Es posible encontrar a dos personas que no difieran en nada acerca de la interpretación de las Escrituras?

5. ¿Deben los cristianos vivir bajo los Diez Mandamientos?

6. ¿Por qué cruzaron tantos problemas Jesús y los apóstoles si el Nuevo Testamento es un testamento de paz?

7. ¿Por qué persiguió Ismael a Isaac?

8. ¿Por qué los nacidos de la carne persiguen a los nacidos según el Espíritu?

9. ¿Es bueno para el cristianismo el denominacionalismo?

10. ¿Por qué es que a veces rechazamos el amor e insistimos en la ley?

Lección cinco