¿QUE ES LA IGLESIA?

Para el amor no hay preguntas y sin él no hay respuestas.

San Ignacio de Antioquía

Ya una vez señaladas las prioridades de Jesús sobre el amor y la naturaleza básica de los pactos, ahora pasaremos a mostrar que las preguntas más fundamentales del cristianisno no pueden ser resueltas desde un punto de vista legalista. San Ignacio de Antioquía lo señaló muy brevemente: "para el amor no hay preguntas y sin él no hay respuestas". Nuestra marca distintiva, como cristianos, debe ser el amor. Es de lamentarse profundamente que nos hayamos apartado de la sencillez del evangelio al hacerlo técnico y tedioso.

Es casi un insulto preguntar algo tan totalmente elemental como ¿qué es la iglesia? Creemos que cualquier niño de diez años al regresar de un campamento cristiano puede contestar una pregunta así. Decimos que la iglesia es el cuerpo de Cristo, y los creyentes en él son los llamados fuera; son los que han salido de las tinieblas del mundo a su reino de luz.

Los que estudian minuciosamente la Biblia deben saber que la palabra "iglesia" no es un término usado sólo para las reuniones en hogares como lo vemos en Romanos 16:5, sino que también se usa para designar a todos los creyentes, sin importar donde se encuentren. "... él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia..." (Colosenses 1:18).

El argumento se complica más cuando tratamos de diferenciar los usos entre singular y plural del término iglesia. Si cada "congregación en un hogar" fuese "la iglesia", entonces cada ciudad con numerosos agrupamientos, tendría "iglesias". Sin embargo, no es éste el caso. En realidad, la palabra "iglesias" nunca se usa en las Escrituras para designar a los cristianos en una ciudad en particular. Pueda que haya habido cien "reuniones en casas" en Jerusalén, pero Pablo siempre se dirige a estos en singular (vea Hechos 2:46; 5:11; 8:1; 11:22; 12:1, 5; 15:4, 22; 18:22, etc.). No sólo es esto verdad de Jerusalén sino también de Antioquía, Corinto, Efeso, Filipos y de todas las demás ciudades donde hubo iglesia.

La palabra "iglesias" aparece en las Escrituras más de 30 veces, pero jamás se refiere a los cristianos en una sola ciudad. Pablo se refiere siempre a "iglesias" de un país o de una provincia. Por eso leemos de la "iglesia" en Jerusalén (Hechos 11:22), pero de las "iglesias" en Judea, Galilea y Samaria (Hechos 9:31); de la "iglesia" de Antioquía (Hechos 11:26), pero de las "iglesias" de Siria y Cilicia (Hechos 15:41); la "iglesia" de Efeso (Hechos 20:17), pero de las "iglesias" de Asia (Apocalipsis 1:4), etc.

Efeso nos provee uno de los ejemplos más impresionantes. Pablo dejó allí a Priscila y a Aquila al pasar rumbo a Jerusalén (Hechos 18:19). Siguieron trabajando y con el tiempo hubo una congregación en casa de Priscila y Aquila (vea I Corintios 16:8, 19). Pablo, tan rápidamente como pudo, regresó a Efeso y permaneció allí por dos o tres años (Hechos 19:10; 20:31). Mientras estuvo ahí, evangelizó a toda Asia y los fabricantes de ídolos corrieron peligro de quedarse sin trabajo (vea Hechos 19). Pablo tuvo que salir, pero regresa unos meses más tarde para convocar a los ancianos de Efeso en Mileto (Hechos 20): "Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia" (Hechos 20:17). Por favor observe iglesia, no iglesias. Desde Efeso se había evangelizado a toda Asia; pero los de Efeso habían seguido siendo una sola iglesia. Hubo iglesias en Asia (I Corintios 16:19; Apocalipsis 1:4, etc.), pero sólo una "iglesia" en Efeso. Todavía más sorprendente es que esta extraordinaria unidad continuó por una generación más, que para fines del primer siglo, cuando se escribió Apocalipsis, el Señor dirigió una carta "al ángel de la iglesia en Efeso" (Apocalipsis 2:1). Así hemos seguido el progreso del evangelio por unos cuarenta años en la floreciente metrópoli de Efeso, sin dar el giro de iglesia a iglesias. De una u otra manera siguieron siendo sólo una iglesia.

Una teoría.

Alguien ha dicho que la iglesia no debe constar de más miembros que los que se puedan congregar a un mismo tiempo. Los cristianos de Jerusalén, aparte de congregarse en el templo, también se congregaban en los hogares. Así que, en un sentido, eran sólo una "iglesia". En Judea, los cristianos no podían reunirse regularmente en un solo lugar, de manera que tuvieron que hacerlo en diversos lugares, y debido a eso, fueron "iglesias".

Este sencillo acercamiento tiene mucho mérito, pero no puede confirmarse más allá de la sombra de una duda e intentar que se frustre el ingenio total del sistema cristiano. No estamos unidos porque estemos de acuerdo en un punto técnico de enseñanza, sino porque nos hemos rendido a Cristo.

Conozco una comunidad que tiene sólo 400 habitantes. No sólo hay en ella una variedad de denominaciones, sino que al dividirse una de ellas, ahora cuenta con dos iglesias de la misma denominación en esa pequeña localidad. ¡Muy doloroso! Nuevamente se ha salido con la suya el diablo. El sabe que una iglesia dividida jamás ganará al mundo para Cristo y cada división en el cuerpo de Cristo es un homenaje a su astucia y habilidad.

¿Iglesia urbana?

Sí, hay una considerable cantidad de evidencia para recomendar el concepto de iglesia urbana. El Nuevo Testamento fue escrito en griego, y la palabra en ese idioma para "iglesia" es "ecclesia", la cual se refería a una asamblea de los gobernantes griegos.

Como lo hemos señalado ya, parece que sí hubo una iglesia urbana en Jerusalén, pero también parece que hubo iglesias urbanas en las demás ciudades. Los hermanos en Antioquía sí se reunían, por lo menos en ciertas ocasiones (Hechos 14:27; 15:30). También sucedió así con los hermanos en Corinto (Romanos 16:23). La mención de enseñarles "públicamente", en Hechos 20:20, algunos la toman para implicar que los hermanos efesios tenían un lugar público de reunión.

En el viaje de Pablo a Jerusalén, el Espíritu Santo le testificaba en todas las "ciudades" de que le esperaban prisiones y tribulaciones (Hechos 20:23). Cuando ordenó a Tito que estableciese ancianos, también había de hacerse en "cada ciudad" (Tito 1:5).

No obstante, nuevamente cometeríamos otro error en formar otra denominación al recabar pruebas sobre una iglesia urbana. Tampoco es recomendable que fragmente o haga más pedazos su congregación de lo que ya pueda estar hecha. Todo el propósito de esta lección es demostrar la total insensatez y futilidad en establecer definiciones legalistas en cuanto a la iglesia.

A todos los que estáis en Roma.

Los hermanos de Roma se encontraban en el centro y eje del mundo antiguo. Su fe se había divulgado por todo el mundo (Romanos 1:8). La única y larga lista de cristianos ejemplares se da en el capítulo 16 de Romanos. Se alaba su trabajo de amor y fe pero, al parecer, no había iglesia urbana allí.

La Carta a los Romanos no se dirige a la iglesia en Roma, sino "a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos..." (Romanos 1:7). La palabra iglesia no aparece sino hasta el capítulo 16 donde se habla de la iglesia en casa de Priscila y Aquila (Romanos 16:3-5).Por la fraseología en Romanos 16:14-15, algunos infieren que había otras congregaciones en más casas en Roma.

Se enviaron saludos a Asíncrito, Flegonte, Hermas, Patrobas, Hermes y los hermanos que estaban con ellos.

Otros saludos fueron para Filólogo, Julia, Nereo y su hermana, Olimpas y a todos los santos con ellos.

Sea como sea, recordemos que Cristo no fundó su reino sobre tecnicismos legales, sino en su deidad. Todos los que "están en Cristo" son salvos, sin importar sus puntos de vista sobre lo que le da forma o lo que falta para constituir una iglesia en Roma.

Clasificando o sirviendo.

"Exactamente, ¿qué es la iglesia?" -pregunté a un famoso profesor de un colegio cristiano. "Boyce", me dijo, "en cualquier momento que lleguemos a estar más preocupados en la clasificación que en servir a la gente hemos perdido la esencia de las enseñanzas y el ejemplo de Cristo. ¡Que hermoso! Lo más importante no es "delimitar", sino servir. Nuestro amor no sólo hace que nos esclavicemos a nuestros hermanos, sino hasta nos mueve a hacerles bien a los que nos aborrecen y a orar por los que nos ultrajan y nos persiguen. Aunque nuestras responsabilidades son mayormente para con los de la familia de la fe, todavía está la meta fundamental en hacer bien a todos (Mateo 5:44; Gálatas 6:10). Cristo es nuestro ejemplo. El Señor no sólo ayudó a sus amigos más cercanos como María, Marta y Lázaro; sino también sanó la oreja de Malco en el huerto, y en la cruz, rogó que fuesen perdonados los que lo clavaban.

Reducir todo el penetrante amor de Cristo al trillado concepto de "¿quién es mi hermano?" es una inmensurable injusticia a Jesús. Aun los incrédulos tienen esa clase de amor. En cambio, los que son hijos de Dios deben abrir sus corazones y sus vidas al poder que hace más de lo que pedimos o pensamos, para esparcir así por todas partes o direcciones su amor mediante el Espíritu Santo.

Converger en Cristo.

Los judíos y los griegos del mundo antiguo tenían conceptos totalmente diferentes de la "ecclesia". Las ilimitadas divergencias de su trasfondo no les permitían que fuese de otra manera.

Sin duda, los judíos vieron el término "ecclesia" en el contexto que aparece en la Septuaginta (la Septuaginta es la traducción al griego de la Biblia hebrea). La palabra "ecclesia" aparece unas 100 veces en esa versión. Israel era la "asamblea" de Dios.

Cuando Jesús habló de edificar su "ecclesia" en Mateo 16:18, tenemos toda la razón en creer que los apóstoles sólo pensaron en su historia nacionalista. Aunque específicamente Jesús los había comisionado a que fuesen a todas las naciones, por mucho tiempo continuaron predicando sólo a los judíos. Incluso después de una serie de milagros que condujeron a Pedro a la casa de Cornelio, todavía sentía que su ministerio aún estaba limitado a los de la circuncisión. Este increíble hecho está registrado en Gálatas 2:9, y es muy probable que haya sucedido veinte años después de haberse dado la gran comisión y diez después de la conversión de Cornelio.

"Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?", le preguntaron los discípulos a Jesús (Hechos 1:6). Su lectura de la Septuaginta los había convencido de que la "ecclesia" era el pueblo de Israel, y parece que nada de lo que Jesús les había enseñado pudo cambiar sus formas de pensar.

Cuando el evangelio llegó a los gentiles, la palabra "ecclesia" les produjo una serie de asociaciones totalmente diferentes. Esta palabra puede remontarse en la literatura griega hasta cinco siglos antes de Cristo. Se refería a una asamblea popular de los principales ciudadanos más competentes de una comunidad a través de la cual ésta era gobernada. La ecclesia abría con oraciones y sacrificios a los dioses de la ciudad. Todo ciudadano tenía derecho a hablar, se podían hacer propuestas ante el testimonio de testigos expertos, y las decisiones se tomaban mediante el voto.

Cuando los gentiles oyeron que Jesús iba a edificar su ecclesia, es natural que hayan considerado esa palabra tal cual ellos la conocían.

En Cristo, estas razas radicalmente diferentes, convergían. Los judíos lo comprendieron como lo señala Juan el Bautista: "... porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras" (Mateo 3:9). Juan tal vez haya señalado hacia territorio gentil cuando lo dijo.

Los gentiles llegaron a darse cuenta de que todos los que están en Cristo también son linaje de Abraham y herederos según la promesa (Gálatas 3:29). El verdadero judío experimenta una conversión interna y su circuncisión es la del corazón (Romanos 2:28-29; 9:6-8). No todos los descendientes del Israel natural habían sido aceptados por Dios, sino sólo un remanente (Romanos 11:5). Este remanente de judíos creyentes, más los creyentes gentiles, componen el Israel de Dios en sentido espiritual (Gálatas 6:16; Romanos 11:11-27).

La iglesia en la actualidad.

De manera objetiva, podemos decir que hay algunas dificultades envueltas al tratar de definir de modo legalista qué era lo que constituía a la "iglesia" en las ciudades de Jerusalén, Antioquía o Efeso. Parece que entre más ahondemos en la pregunta, más difícil se torna. Fenton J. Hort, en su excelente libro The Christian Ecclesia (La iglesia cristiana) hace una aguda distinción entre cómo se emplean "de" y "en", con respecto a la iglesia. Parece que sí hay diferencia entre la iglesia "de" una ciudad y la iglesia "en" una ciudad; pero tal tecnicidad está muy apartada de nuestras cruciales preguntas que afrontamos en estos peligrosos tiempos.

Se ha dicho que cuando los bolcheviques ganaron la revolución en Rusia, el clero sostenía acaloradas discusiones sobre el color de sus sotanas que debía vestir los domingos especiales.

Si usted cree que es un problema definir la iglesia en Efeso, haga la prueba con una iglesia de una ciudad moderna. No sólo enfrentamos el tremendo lodazal de las pleitistas denominaciones sino una excesiva variedad de otras instituciones "cristianas" involucradas en el evangelismo, la benevolencia o cualquier otra faceta del trabajo cristiano. ¿Cuál es la iglesia en la Ciudad de México, en Monterrey o en Guadalajara? Desde el punto de vista legalista sí podemos definirla muy bien de modo que nos haga sentirnos perfectos. Puede satisfacer cualquier pregunta que hagamos. Sin embargo, estoy seguro que su definición no va a satisfacer las preguntas de todos. La respuesta al dilema no está en crear más normas sino en mostrar más amor. ¡No en clasificar sino en servir!

Hace tiempo le pregunté a un caballero tocante a cuántas iglesias había en Joplin, Missouri. Sólo una, respondió con mucha seriedad. Ya en la plática, descubrí que la "verdadera" iglesia de Joplin era un grupito de menos de cien miembros con la cual se asociaba él. Observé sus manos. La ausencia de heridas de clavos en esas manos me convenció que su respuesta no era palabra final acerca de este tema.

Para el amor no hay preguntas y sin él no hay respuestas. En esto conocerán que somos sus discípulos, si nos amamos unos a otros.

Preguntas para reflexionar-Lección cinco.

1. ¿Realmente significa el amor que nunca haremos preguntas? ¿Qué es lo que quiere decir?

2. ¿Es posible que alguien de veras sea salvo aunque pensemos que está perdido?

3. ¿Cómo definiría usted "la iglesia"?

4. ¿Cómo distinguiría usted entre "iglesia" e "iglesias", tal como se usa en las Escrituras?

5. ¿Es práctico el concepto de "iglesia urbana"?

6. ¿Por qué hay tantas denominaciones?

7. ¿Qué pueden hacer usted y su iglesia para promover la unidad en su comunidad?

8. ¿Es posible para las personas estar unidas en Cristo aunque no se esté de acuerdo en todo punto doctrinal? ¿Cómo determinar qué es esencial y qué no lo es?

9. ¿Puede usted pensar en algo más problemático en la iglesia actual que los desacuerdos entre los cristianos judíos y los cristianos gentiles allá en el primer siglo?

10. ¿Qué tan importante es para nosotros saber quién es salvo y quién no lo es?

Lección seis