¿CUAL ES LA MISION DE LA IGLESIA?

Lo que Jesús principió a hacer en el cuerpo, el cuerpo lo sigue haciendo en él.

Por medio de su cuerpo terrenal, Jesús ministró las necesidades humanas cuando estuvo en la tierra. Ya que la iglesia es su cuerpo, dirigida por el Espíritu Santo, él continúa ministrando nuestras necesidades mediante su cuerpo espiritual que es la iglesia. Así que, lo que Cristo empezó a hacer en su cuerpo, éste continúa haciéndolo en él.

Simón Pedro describió a Jesús como un hombre ungido con el Espíritu Santo y con poder, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo (Hechos 10:38). ¡Qué hermoso! ¡Cuán sencillo! ¡Jesús anduvo haciendo bienes! Cuando veía una necesidad, la suplía. Si la gente tenía hambre, la alimentaba. Si estaba enferma, la sanaba. Si estaba confundida le daba dirección. Todo lo hacía con seguridad y confianza sorprendente.

En cambio, los judíos nunca estuvieron plenamente seguros de un curso de acción válido. Por esta razón vivieron en constante duda acerca de sus conductas, preguntándose profundamente respecto a la rectitud de sus acciones. Como dijo San Ignacio de Antioquía, "para el amor no hay preguntas y sin él no hay respuestas".

El éxodo al valle escondido.

Selecciones del Reader's Digest ha publicado un excelente libro titulado El éxodo al valle escondido por Eugene Morse. Tal libro no es sino un emocionante capítulo en la vida de una familia misionera en el Oriente por más de medio siglo. Ha sido, para mí, una gran fortuna conocer e interrogar en detalle a varios miembros de ella. La esencia de sus ministerios ha sido similar a la de Cristo. Han hecho bienes. Han suplido necesidades humanas sin remordimientos de haber violado alguna vez la voluntad de Dios.

La mayor necesidad individual es entablar una relación personal con Jesús. De esa manera, dicha familia ha predicado el evangelio, con toda su pureza, guiando a la gente a aceptar a Cristo. Pero las tribus con las que ellos trabajan también tienen muchas otras necesidades. Necesitaban ayuda en capacitación sobre agricultura, administración y educación. No sólo eran analfabetos, sino que muchas tribus tampoco tenían idioma escrito. Los que son miembros del cuerpo de Cristo, y son motivados por su Espíritu, harán por la gente lo que Jesús hizo. Así ellos han trabajado diligentemente en suplir las necesidades humanas.

La mencionada familia ha logrado el lenguaje escrito y ha traducido la palabra de Dios a las lenguas vernáculas de esa gente. Los han urbanizado y han construido escuelas. En estas áreas primitivas, esta familia ha tenido que fabricar sus propios "gises y pizarrones", al igual que sus medicamentos y hasta su pólvora. A través de los años, en servicio a Jesús, ellos han servido como médicos, enfermeras, profesores, laboratoristas, contadores, campesinos y en otras numerosas áreas. En suma, casi no hay área de la vida en la que el Espíritu de Jesús no los haya usado allí. El gran amor de ellos por las necesidades de la gente no les dejó alternativa.

Los que se acercan de manera legalista al trabajo de Jesús, tendrían serias dificultades con la iglesia involucrada en la "educación, la agricultura o la medicina". Gritarían, "¡eso no es trabajo de la iglesia!" Sería menos fatigoso "pasar de largo" y dejar que un solitario samaritano trate con el "aspecto social".

¿Un contrato matrimonial cristiano?

El cristianismo es como el matrimonio. De hecho, la unión matrimonial muy bien podría ser la única analogía más comprensible para el hombre sobre nuestra relación con Dios a través de la iglesia. Se supone que del matrimonio debemos aprender la naturaleza de la iglesia, pero no lo hemos hecho. Para ilustrar esto, invirtámoslo y tratemos de escenificar una ceremonia matrimonial tal cual se hace con la iglesia.

Debemos empezar por el "contrato". Esto siempre les da a los legalistas un sentido de seguridad. Sin embargo, el solo contrato en sí no es suficiente, así que le agregamos unos guardias de seguridad y un sistema para hacer que se cumpla. Finalmente el contrato queda así:

Yo, ------------------------------, (primera parte actuante) te tomo a ti, en matrimonio, ------------------------------ (segunda parte actuante) como mi legítima esposa.

Condiciones:

A) En este acto el esposo ------------------------------ (primera parte actuante) se compromete a trabajar, por lo menos, cuarenta horas a la semana en un trabajo bien remunerado; mínimo, cincuenta semanas al año. Los pagos por dicho trabajo deben ponerse en manos de un comité para su administración. Este comité estará integrado por el esposo, la esposa y cuatro miembros más (dos por cada una de las partes). Tal comité de finanzas debe reunirse, por lo menos, doce veces al año; no se decidirá nada si no hay quórum, y los cheques deben llevar dos firmas.

B) La primera de las partes también se compromete a besar a la segunda parte, por lo menos, dos veces al día (lunes a viernes). Una será antes de irse al trabajo y la otra al regresar a casa. El beso se considerará opcional en emergencias o visitas sorpresivas. La primera parte también accede a que sea la segunda parte, su mamá y un médico competente quienes se encarguen de todo lo relacionado con el deber conyugal íntimo. (El término del perito competente será definido cada dos años por un comité formado por el esposo, la esposa, dos familiares políticos y un ministro).

C) Si hay niños, la primera parte también queda de acuerdo que invertirá en ellos entre el 15 y el 33.3% de sus ingresos anuales. Ese dinero será dividido proporcionalmente entre los niños según sus edades. (No habrá ninguna discriminación en sexo, estatura, color del cabello, ojos o piel).

D) Debido a las muchas tentaciones a la inmoralidad, el esposo se compromete a leer revistas, libros y periódicos y ver aquellos programas de televisión y películas aprobados sólo por el comité integrado por la esposa, la suegra y dos partes más, etc., etc., etc.

¡Basta ya de trivialidades! Muy bien sabemos que ningún matrimonio puede sobrevivir con tal legalismo, pero, ¿qué en cuanto a la iglesia? Nuestro acercamiento legalista literalmente ha provocado más preguntas que respuestas. Nos ha enlodado en un atolladero de tecnicismos que ha apagado al Espíritu y ha maniatado el cuerpo de Cristo. Se podrían escribir miles de normas más sobre el matrimonio y nunca llegar a tener un hogar cristiano. Podría llenarse una biblioteca de procedimientos legales, en cuanto a la familia cristiana, sin llegar a tratar cada circunstancia que pudiese surgir. El hogar no está formado sobre leyes sino en el amor y, gracias a Dios, Jesús nos ha dado la misma bienaventurada relación con la iglesia.

Regresando a la pregunta.

Insistimos, ¿cuál es la verdadera misión de la iglesia? El amor nos provee la libertad de hacer todo lo que creemos que Cristo haría en circunstancias similares. Ya que nuestra formación, nivel de educación y nuestra comprensión son diferentes, siempre analizaremos "lo que Cristo haría" desde perspectivas distintas. Así ocurre. Puesto que cada miembro tiene una función o papel diferente qué desempeñar, es urgente que veamos las cosas desde diversos ángulos. El cuerpo no consta sólo de un miembro sino de muchos y cada uno es indispensable por su función, sin importar su insignificancia o su diferencia.

En una orquesta, cada músico puede tocar distintos instrumentos en diferentes notas, y, todavía así, hay armonía. Así es la armonía y la unidad que tenemos en el cuerpo de Cristo. Unidad en la diversidad, porque todos respondemos al mismo Señor.

Una vez alejado del amor, e intentar dirigir el cuerpo de Cristo mediante el legalismo, uno se encuentra atollado en la controversia. Recuerde que el pacto legalista lo representa Ismael. Fue un nómada que siempre estuvo en aprietos.

Permítame mostrarle estos apuros mediante un solo pasaje. Por favor recuerde que esta serie de disputas puede repetirse en un sinnúmero de preguntas relacionadas con la tarea de la iglesia. La Escritura dice: La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo (Santiago 1:27).

Para simplificar las cosas, hasta donde sea posible, sólo nos concentraremos en tres aspectos de una frase de este versículo.

1. ¿Qué significa visitar?

2. ¿Qué se quiere decir con huérfanos y viudas?

3. ¿Qué se quiere dar a entender con "sus tribulaciones"?

Quiero advertirle que nos adentramos en una aventura interminable. Podremos quedar nosotros satisfechos, y tal vez convenzamos a muchos, pero ninguno tendrá la última palabra al respecto aunque pasemos toda la vida investigando.

¿Qué significa visitar?

Los que estudian griego se darán cuenta que "visitar" viene de "episkeptomai". Esta palabra es parecida a "episcopal" y, por lo tanto, se relaciona con la "vigilancia" que los pastores o ancianos deben prestar al rebaño de Dios (Hechos 20:28). (Discúlpeme por explicar entre paréntesis que muchos, y tal vez la mayoría de la gente, no sabe que el Nuevo Testamento fue escrito en griego y no les preocupa).

Supondré, con optimismo, que todos estarán de acuerdo en interpretar que la palabra "visita" significa algo más que un simple "hola", de pasadita. También presumo que todos vemos la necesidad y estamos de acuerdo en la sabiduría de una vigilancia sistemática y consistente. En consecuencia, las preguntas son: ¿cómo? y ¿hasta qué punto?

Algunos argumentan que la mejor forma de atender a la gente es albergándolos en casa, es decir, suplirles personalmente sus necesidades. Estos insistirían que las instituciones de benevolencia privan al individuo de sus derechos y privilegios de practicar la religión pura.

Otros dicen que aunque este sea lo ideal, no vivimos en un mundo ideal. Por lo que es mejor que tengamos instituciones que hagan ese trabajo en vez de no tener absolutamente nada de ese tipo de ministerio.

Tal vez alguien se sienta dirigido por Dios a ayudar a un huérfano y a una viuda y luego amablemente cerrarle la puerta a todos los demás. Al hacerlo así, tal vez espere en oración, "forzar" a otros a ayudar a los necesitados. Otro puede seguir recibiendo huérfanos y viudas hasta tener que construir una casa más grande y pedir ayuda a los amigos..., surgiendo así una institución.

Ambos pueden estar respondiendo en perfecta armonía con la dirección de Dios en sus vidas, pero uno de ellos debe sentirse mal por dividir a la hermandad debido a sus convicciones, demostrando que no tiene al Espíritu (Judas 19).

Aunque parezca increíble, se han escrito libros y se han sostenido polémicas interminables respecto a esta pregunta. Surgen infinidad de preguntas prácticas cuando se empieza a ayudar a los necesitados. Aparte de los aspectos espirituales en sus vidas, pueden necesitar alimento, educación, atención médica, disciplina, vestido, albergue, etc., etc., etc., sin mencionar el compañerismo y el afecto.

Sin embargo, dejemos que otros sean quienes escriban esos volúmenes y nosotros prosigamos a la segunda pregunta.

¿Quiénes son los huérfanos y las viudas?

En cierta ocasión, mientras compartía yo una enseñanza sobre este versículo, un hermano dijo: "pero no tenemos viudas en nuestra congregación". Creo que no había captado el mensaje. Suponga usted que encuentra a una mujer muriéndose de hambre en la calle de una gran ciudad. Al investigar, descubre que no es cristiana y que tiene esposo. ¿Queda exento usted de mostrarle misericordia y de brindarle ayuda? ¡Creo que no! Al contrario, creo que Santiago menciona a los huérfanos y a las viudas sólo para señalar a la gente necesitada. Los tiempos han cambiado. Los orfanatos están llenos de niños que no son huérfanos. Las viudas en los tiempos de Cristo eran símbolo de desamparo. (En la mayoría de los países todavía lo son). No tenían trabajo ni forma de sobrevivencia. Hoy, existen viudas con muchas riquezas.

Nuevamente, desde el punto de vista legalista, estamos atrapados en el torbellino de la gran controversia. ¿Se refirió Santiago estrictamente a huérfanos y viudas o a cualquier necesitado? ¿Incluyó también a los incrédulos? Si usted contesta que sólo se refería a cristianos, ¿cómo define ese término? Por ejemplo, ¿qué hay con la gente necesitada en las distintas denominaciones? Muchos se excusarían con: el término "vigilancia" implica la voluntad de ser "vigilado". Otros afirmarían: "No, los más necesitados niegan sus necesidades pero, a pesar de eso, Jesús quiere que les ayudemos".

Observe de nuevo que el legalismo nos acorrala en la confusión mientras que el amor provee dirección y seguridad.

¿Qué se quiere dar a entender con "tribulaciones"?

La palabra griega para "tribulación" es Thlibo. Es interesante observar que ésta se usa para describir el camino de los redimidos en Mateo 7:14. Significa "estrecho" o "angosto". Se refiere a la tribulación que se experimenta por las presiones de la vida. El contexto del sermón del monte me lleva a creer que la regla de oro de Mateo 7:12, la "puerta estrecha" y el "camino angosto" de Mateo 7:13-14 son uno mismo. Cuando amamos a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos compartimos sus tribulaciones como si fuesen nuestras.

¿Qué es una genuina tribulación que amerite la preocupación, la ayuda y la oración de los cristianos? ¿Quién decidirá entre las penas, el dolor y la pobreza? La verdad de todo esto es que cada quien debe trazar sus límites diariamente. Nuestros actos no se restringen por algún concilio religioso o mesa directiva, sino por nuestros principios. Debemos amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Cualquier otro criterio hará que pongamos cargas a los demás, que ni siquiera nos atreveríamos a tocar.

El sacerdote y el levita vieron a un hombre necesitado y pasaron de largo (Lucas 10:25-37). Nunca sabremos qué fue lo que los motivó a actuar así, pero estamos seguros que todo camino del hombre es recto en su propia opinión (Proverbios 21:2). Cualquier pauta que estos religiosos hayan empleado les parecía adecuada. El camino de los legalistas es "amplio". Nos permite razonar sobre cualquier compromiso personal. ¿Qué tan pobre se debe ser? ¿Cuán hambriento se debe estar? ¿Qué tan desarropado es estar desnudo? Nuestra habilidad nos permite escapar impunes hasta que nos encontramos con la regla de oro. Hasta entonces, nos encontraremos ayudando como el buen samaritano. Cuando somos atribulados, estamos mejor capacitados para identificarnos con los que sufren.

Recuerde que el amor no obra mal a nadie, de manera que, el amor es el cumplimiento de la ley. Cuando amemos a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos operaremos trascendiendo definiciones legales y órdenes judiciales. Tal amor mostrará al mundo que pertenecemos a Jesús.

En esto conocerán todos que somos sus discípulos, si nos amamos unos a otros.

Preguntas para reflexionar-Lección seis.

1. ¿Cómo podemos saber qué haría Jesús en determinada situación?

2. ¿Se gobiernan los misioneros por criterios distintos a los de los demás cristianos?

3. ¿Qué es un misionero?

4. Enliste en qué se parece el cristianismo al matrimonio.

5. ¿Existe alguna relación entre la desintegración familiar y los problemas en la iglesia?

6. ¿En qué se diferencia la misión de la iglesia y la del individuo?

7. ¿En qué puede estar equivocada una persona sin perder la salvación?

8. ¿Por qué se dice que los divisionistas no tienen el Espíritu (Judas 19)?

9. ¿Quién es nuestro prójimo?

10. ¿Qué tan serio debe ser el problema de alguien para que acudamos a ayudarle?

Lección siete